La reacción rusa a la crisis del agua del Nilo, durante el debate del Consejo de Seguridad de la ONU el pasado jueves, planteó interrogantes sobre las razones de la ausencia de apoyo de Moscú a El Cairo.
Rusia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, anunció en la sesión extraordinaria convocada por Egipto y Sudán, su apoyo a la posición de Etiopía en la crisis de la presa del Renacimiento.
El discurso del representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasily Nebenzya, rechazó los mensajes amenazantes de Egipto y Sudán. Subrayó que su país no permitirá ninguna acción militar contra Etiopía, y que está preocupado por la creciente retórica amenazante en la crisis.
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La posición rusa se produce a pesar de las buenas relaciones con El Cairo desde el golpe de Estado de Abdel Fattah Al-Sisi, que visitó Moscú en repetidas ocasiones y adjudicó a sus empresas proyectos gigantescos, el más importante de los cuales es la central nuclear de El-Dabaa, construida por su homólogo Vladimir Putin, así como el acuerdo del caza Su-35.
En respuesta al delegado ruso, el ministro de Asuntos Exteriores, Sameh Shoukry, declaró el sábado a la televisión egipcia: "Quizá hable con Etiopía sobre sus amenazas de llenar y proteger la presa de un hipotético peligro".
Los etíopes respondieron alabando la postura rusa. En la reunión del comité técnico militar conjunto de ambos países en Addis Abeba, la ministra de Defensa etíope, Marta Luigi, confirmó que Moscú apoya a su país en diversos asuntos y ámbitos internacionales, incluido el expediente de la presa del Renacimiento, y dio las gracias a Putin.
Intereses
En una entrevista con Arabi21, el director del Instituto Internacional de Ciencias Políticas y Estrategia, Mamdouh Munir, dijo "La posición rusa en la crisis de la presa del Renacimiento es antigua, y están más interesados en su relación con Etiopía que en su relación con Egipto".
"Son muy conscientes de que la influencia estadounidense sobre Egipto no les da suficiente espacio para controlarlo, mientras que el gran apoyo chino a Etiopía y el consenso chino-ruso dan mayores oportunidades a Moscú para reforzar su presencia en el Cuerno de África".
El experto egipcio añadió: "A Moscú se le da bien jugar entre los grandes actores, Washington y Pekín, y trata de encontrar un camino entre ellos, a menudo hacia China."
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"La política es un juego de intereses y de cartas de presión, y El Cairo no tiene ninguna carta de presión rusa ni ningún interés que se vea afectado por su alineamiento con Etiopía", añadió Munir.
Munir opinó que "el enfado ruso con Sudán por la base naval no tiene un impacto significativo porque Rusia sabe muy bien que su posición no cambiará nada en la ecuación con la presencia de China o Washington. Por ello, ha preferido apostar por el caballo ganador de Etiopía en lugar de El Cairo, que perdió sus derechos sobre el agua en el acuerdo de la Declaración de Principios sobre la Presa del Gran Renacimiento Etíope (GERD)".
Histórico y político
El escritor y analista político Dr. Ashraf Al-Sabbagh dice que el cambio de Rusia es resultado de razones "históricas, ideológicas y políticas".
Señaló a Arabi21: "Rusia no es la Unión Soviética que se derrumbó en 1991, y durante los últimos 30 años, la Federación Rusa ha sido gobernada por nacionalistas de extrema derecha que desarrollaron para ella una nueva doctrina combativa, estratégica y social, alejada del modelo teórico remanente de la Unión Soviética".
"Rusia, como país importante y nuclear, y miembro permanente del Consejo de Seguridad, tiene sus intereses, y no se avergüenza de vender armas, trigo y cableado, y de velar por sus intereses."
"Los dirigentes nacionalistas de extrema derecha de Rusia no han olvidado la expulsión de los expertos rusos en 1972 y la firma por parte de El Cairo de los acuerdos de Camp David sin contar con Moscú", añadió Al-Sabbagh.
"Rusia entendió que Occidente no está satisfecho con la forma en que Sisi llegó al poder, y aquí es donde los deseos de El Cairo y Moscú se conectaron. Moscú había declarado que estaría al lado de El Cairo frente a Occidente en los expedientes de democracia, libertades, derechos humanos y sociedad civil, y que apoyaría al régimen gobernante mientras hubiera hostilidad entre él y Occidente."
"La cooperación de las dos partes tuvo lugar sobre la base de la hostilidad hacia Occidente, pero la parte rusa expresó su deseo de obtener bases e instalaciones militares y de construir infraestructuras, ferrocarriles, carreteras y puentes."
"Moscú quería hacerse con el control de Egipto, incluso en cuanto a la exportación de armas, cazas y misiles. Rusia empujó a sus medios de comunicación a lanzar una campaña sobre el acercamiento y las relaciones estratégicas con el fin de abrir cuñas entre Egipto y Occidente, aislar a El Cairo y tratar con él como Damasco trata con Teherán."
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Al-Sabbagh añadió: "El volumen del intercambio económico entre ellos es muy débil. Han añadido los precios de las armas para que parezca mayor de lo que es, pero Rusia sólo recibe de Egipto unas pocas toneladas de patatas y verduras que puede obtener de Turquía, Israel, Grecia, Chipre y Uzbekistán."
En cuanto a las implicaciones del discurso del delegado ruso en la ONU, Al-Sabbagh afirma: "Esperan que las inversiones se abran a los rusos, y esperan establecer bases militares allí, después de que Rusia fracasara en el establecimiento de bases en Egipto, Yibuti y Sudán".
Subraya que "Moscú tiene indicios de la tendencia occidental a resolver el expediente de la presa, y hay un acercamiento entre El Cairo, las capitales occidentales y Washington, por lo que Rusia empezó a oponerse a todo y a tomar partido por los que están en contra del deseo occidental."
"Los medios de comunicación estatales rusos están echando aceite al fuego y provocando a la opinión pública etíope, ya que las declaraciones egipcias se destacan con fórmulas provocativas para retratar el creciente discurso amenazante de Egipto".
Explica que Moscú está tratando de mantener las relaciones con Egipto mostrando flexibilidad con los expedientes inútiles y no urgentes, mientras se muestra duro en los expedientes importantes, y adoptando posiciones maliciosas que incluyen formas de presión y regateo.
Asimismo, señala que Rusia "también está tratando de mantener las relaciones con Etiopía y darle una plataforma mediática rusa, confiando en la posibilidad de obtener algún interés de ella y utilizarla en sus conflictos con los estadounidenses y europeos".
"Ante los intentos de Moscú de mantener relaciones equilibradas con El Cairo y Addis Abeba, no se ha olvidado de abrir cuñas entre El Cairo y Washington, El Cairo y Bruselas, y de buscar instalaciones militares que han sido rechazadas en más de una ocasión. Sin embargo, Moscú está maniobrando e insistiendo a través de muchos canales, e intercambiando archivos por otros", añadió.
Al-Sabbagh cree que "las posiciones de los estadounidenses y los europeos sobre la crisis de la presa son más moderadas y lógicas que las de Rusia y China".
Base rusa en Sudán
En cuanto a las repercusiones de que Sudán congelara el acuerdo para permitir el establecimiento de una base militar rusa en el Mar Rojo tras las presiones de Estados Unidos, el experto en Rusia dijo "Esta base fue una conspiración de Rusia, que se aprovechó de las condiciones del presidente sudanés Omar al-Bashir y de sus malas relaciones con Occidente".
Y añade: "Como es habitual, Moscú empujó a sus medios de comunicación a lanzar campañas de confusión, exageración y desinformación para abrir brechas entre Sudán y Occidente. Al-Bashir fue depuesto y Rusia no cumplió sus promesas de protegerlo, por lo que Jartum empezó a reconsiderar sus relaciones con todos los países del mundo".
No cree que haya presiones estadounidenses o europeas sobre Sudán, ya que se trata de intereses importantes, y Sudán tiene derecho a decidir su destino y atenerse a los intereses de su pueblo.
Este artículo apareció por primera vez en árabe en Arabi21 el 11 de julio de 2021
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