No hace mucho tiempo que la gente se preocupaba por el hackeo de algunos sitios de redes sociales, incluidos los que se creían inmunes a estas cosas, como Facebook, Twitter y WhatsApp, por ejemplo. Ahora tenemos el programa espía Pegasus.
Pegasus es un programa producido por una empresa israelí, NSO, mediante el cual se pueden hackear y vigilar los teléfonos móviles. Una investigación ha identificado alrededor de 50.000 teléfonos que han sido infectados con el programa, que fue comprado por los regímenes árabes para espiar a sus opositores y otros partidos. La historia ha sido bien cubierta por los medios de comunicación.
Sin embargo, esto es la punta del iceberg. No hay duda de que las agencias de seguridad y militares de los países desarrollados ya están desarrollando generaciones avanzadas de Pegasus. Cuando estén disponibles, probablemente serán muy baratos.
Combinado con la tecnología de satélites y drones que permite un espionaje extraordinariamente detallado desde los cielos de todos nosotros, está claro que la privacidad se va a convertir en una cosa del pasado. Si los secretos deben ser revelados por cualquier razón, serán revelados, sin importar las consecuencias. Además, a medida que los precios se vuelvan más asequibles, no pasará mucho tiempo antes de que los vecinos puedan espiarse unos a otros.
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Es una progresión diabólica. Todo el mundo estará completamente expuesto. Y esto tiene un aspecto político, además de uno social. Este último es complejo y requiere un debate en profundidad en otro lugar.
En cuanto al aspecto político, sin embargo, ya sabemos que es difícil que los que trabajan en el ámbito político y militar tengan un secreto absoluto, en el que se basan. Ahora saben que todo será compartido con sus propios organismos de seguridad y con otros. Por ello, van a tener que cambiar su forma de trabajar.
Esto no sólo va a afectar a los grupos de la oposición, sino también a los organismos oficiales y a los regímenes en los que existen rivalidades y luchas de poder. Es de esperar que se produzca un aluvión de filtraciones, tanto por parte de los funcionarios como de los grupos de la oposición, cada una de ellas destinada a perjudicar a la otra de un modo u otro.
Habrá un aumento del personal de seguridad dedicado a espiar a los enemigos de dentro y de fuera; se espiará a hordas de personas con un gran coste. Habrá que tomar contramedidas, que también serán costosas. Los regímenes pueden enfrentarse a estas u otras medidas en distintos grados, lo que les coloca en una situación muy difícil. La inestabilidad está destinada a seguir.
No hay más solución que el pluralismo, la libertad y la transparencia para que el espionaje sofisticado no sea necesario. Hay que recalibrar las agencias de seguridad e inteligencia para que representen la conciencia del pueblo y los intereses de la sociedad, en lugar de los intereses de las élites gobernantes.
Cuando la opresión se vuelve demasiado insoportable, puede ir a peor o el pueblo puede levantarse y tomar el control. Ya hemos visto lo que puede ocurrir con esto último. Con la proliferación de peligrosos programas espía como Pegasus, puede ocurrir más de lo mismo.
Traducido de Arabi21, 23 de julio de 2021 y editado para MEMO.
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