Human Rights Watch (HRW) instó ayer al presidente tunecino Kais Saied a salvaguardar los derechos de todos los tunecinos y a revertir las medidas represivas puestas en marcha, que concentran en gran medida los poderes en su oficina.
El director en funciones de HRW para Oriente Medio y el Norte de África, Eric Goldstein, dijo que "la concentración de poderes que podrían utilizarse contra los derechos básicos debería siempre hacer saltar las alarmas".
"Es ominoso para los derechos humanos que un presidente reivindique el respaldo constitucional para hacerse con enormes poderes y que, al minuto siguiente, la policía empiece a perseguir a los periodistas", añadió.
"Tanto si aplauden como si protestan por las decisiones del presidente Saied, todos los tunecinos merecen vivir con dignidad y tener un gobierno que rinda cuentas", ha declarado Goldstein.
El domingo, Saied destituyó al primer ministro Hichem Mechichi, suspendió el parlamento, levantó la inmunidad parlamentaria, asumió la supervisión de la fiscalía y aplicó otras medidas extraordinarias que, según él, eran necesarias para hacer frente a la crisis política de Túnez, que duraba ya varios meses.
Al día siguiente, la policía allanó la sede de Al Jazeera en la capital, Túnez, desalojando a su personal y cerrando la oficina.
Saied afirmó que había tomado las decisiones en consulta con Mechichi y el líder del partido Ennahda y presidente del Parlamento, Rached Ghannouchi, pero éste, junto con muchos partidos tunecinos, rechazó las decisiones de Saied, calificándolas de golpe de Estado.
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