Después de diez largos años, Siria vuelve a ser noticia. Aunque es probable que sea algo fugaz, ya que la comunidad internacional lleva mucho tiempo experimentando la fatiga del conflicto con respecto a Siria, es otra oportunidad para centrarse en la terrible situación que se vive allí. En un mundo afligido por la pandemia actual, a veces es comprensible que las historias y las situaciones queden fuera de la mirada pública, pero Siria lo ha hecho con demasiada frecuencia, incluso después de las atrocidades.
En los últimos días, el régimen de Assad y sus aliados iraníes han atacado sin tregua Daraa, en el sur de Siria; han muerto civiles. La valentía del pueblo de Daraa, que se ha manifestado contra la falsa elección de Assad en mayo, está a la vista. Esencialmente han estropeado la victoria de Assad. El bombardeo de artillería de Daraa en represalia está siendo dirigido por su hermano, Maher Al-Assad, cuyas tropas son conocidas como la 4ª División Blindada y son famosas por su crueldad.
Aunque la participación de Maher Al-Assad en las ofensivas no es ninguna sorpresa, el hecho es que se supone que existe un acuerdo de desescalada en Siria que abarca varias zonas del país, incluida la provincia de Daraa. Esta ofensiva no ha sido un éxito para el régimen; ha sufrido pérdidas en los últimos días al carecer de apoyo aéreo ruso, lo que demuestra lo crucial que es Rusia para Assad.
Estas zonas de desescalada fueron acordadas por el régimen de Assad al concluir el proceso de paz de Astana en 2017, con la mediación de Rusia, Irán y Turquía. El predominio de los Estados amigos del régimen -Rusia e Irán- garantizó un resultado más favorable a Assad y no exigió un cambio de régimen, como debería haber hecho el proceso. A pesar de ello, el régimen no puede respetar las zonas acordadas. Esto es lo mínimo que debería hacer Assad, pero la arrogancia y el sentimiento de infalibilidad están tan arraigados en él que cree que no puede recibir órdenes de nadie. La ironía es que si no fuera por la intervención de Rusia en el verano de 2015, el régimen de Assad probablemente habría colapsado.
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Se ha dicho que Assad estaba preocupado por el resultado de la reciente reunión entre el ruso Vladimir Putin y el presidente estadounidense Joe Biden, pero parece que el dictador sirio ha olvidado su posición dentro de esta dinámica de poder. Él no es el benefactor de Rusia; es al revés. El neoimperialismo de Rusia en Siria no se olvidará pronto, y sus acciones en Siria -bombardear hospitales a pesar de conocer sus coordenadas, por ejemplo- constituyen crímenes de guerra. No se sabe exactamente de qué hablaron Biden y Putin, pero es poco probable que Siria haya sido una de las prioridades de la agenda, lo que significa que es probable que la impunidad rusa continúe.
En última instancia, hablar de "reconstrucción" y del retorno de los refugiados sirios no puede ser serio mientras la guerra continúe y se siga derramando sangre. Un alto el fuego es un requisito mínimo absoluto antes de hablar siquiera de reconstrucción, pero el régimen cree que está por encima de esto ya que los Estados del Golfo quieren restablecer las relaciones diplomáticas con Damasco. La reconstrucción ni siquiera debería estar en la agenda mientras Assad sea presidente; ¿cómo puede el pirómano convertirse en bombero?
No obstante, preocupa que el rey Abdullah de Jordania -el primer gobernante árabe que dejó claro que Assad debía dimitir- haya presionado a Biden para que elabore una hoja de ruta para restaurar la "soberanía y la unidad" de Siria sin oponerse a la idea de que Assad siga en el poder. Las principales preocupaciones de Jordania son el restablecimiento de los acuerdos aduaneros con Siria y Líbano, ya que sus convoyes comerciales suelen pasar por Jordania de camino a Arabia Saudí, así como la repatriación de los refugiados a Siria. Cualquier mención a la soberanía carece de sentido con la invasión rusa e iraní de la última década. También cabe mencionar que Jordania formaba parte del Centro de Operaciones Militares (MOC) dirigido por los estadounidenses para controlar las actividades militares en el sur de Siria y garantizar que ningún grupo desconocido amenazara la frontera entre Siria y los Altos del Golán sirios ocupados por Israel.Assad siente que el viento sopla a su favor. La pandemia de Covid-19 hace que la mayoría de los Estados estén ocupados con sus propios problemas de salud, y las secuelas regionales de la explosión de Beirut de hace un año, así como los recientes ataques aéreos israelíes sobre Gaza, han contribuido a que Siria pase a ocupar un lugar más destacado en la agenda. Por muy importantes que sean estas cuestiones, no debe olvidarse la difícil situación del pueblo sirio, y la reconstrucción no puede llevarse a cabo bajo un gobernante que sigue luchando y tiene la sangre de cientos de miles de personas en sus manos.
Mientras asistimos al ataque del régimen sirio a Daraa, donde los acontecimientos marcaron el inicio del levantamiento sirio contra Assad en marzo de 2011, ¿será también Daraa el principio del fin de su régimen? Aunque Assad está deseando poner fin a la guerra para anunciar su victoria e iniciar la reconstrucción, el gobierno sirio tiene dificultades para satisfacer las necesidades diarias básicas de los ciudadanos, y la corrupción y el mal uso de los recursos son moneda corriente. Además, se oyen muchas voces en contra de Assad, incluso en zonas conocidas por ser muy favorables al régimen, como Latakia. Esto es una señal ominosa para él.
Ahora debemos preguntarnos si la ira y las manifestaciones en Daraa contra Assad se extenderán a otras zonas. La economía siria tiene problemas y la gran mayoría de los sirios viven por debajo del umbral de la pobreza. Puede que esto no esté claro, pero es obvio que los refugiados sirios no pueden volver a casa mientras Assad siga en el poder y los iraníes sigan ocupando el país. El pueblo sirio también cree que Rusia es parte del problema y no de la solución; un Estado que ha desempeñado un papel tan crucial en la destrucción de Siria, no puede ofrecer un remedio a sus problemas. La comunidad internacional no lo entiende. Y lo que es peor, parece que no quiere hacerlo.
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