Los talibanes declararon ayer el fin de los "20 años de guerra" y de la "ocupación de las fuerzas extranjeras" en el país, tras la rendición de las fuerzas afganas y la huida del presidente Ashraf Ghani.
"Pronto llegaremos a un acuerdo mediante el cual se establecerá un gobierno islámico en el país", dijo el portavoz Zabihullah Mujahid en una rueda de prensa, en la que subrayó que la seguridad de las embajadas extranjeras es importante para los talibanes y que estarán completamente protegidas.
Mujahid anunció una amnistía para todos los afganos, incluidos los antiguos militares y los que trabajaron con las fuerzas extranjeras, y pidió a la comunidad internacional que apoye al movimiento, así como que consulte y comunique sus preocupaciones sobre el próximo gobierno islámico en Afganistán.
Mujahid describió como "daños colaterales" a los miles de víctimas civiles de las dos últimas décadas de guerra que cayeron tras la "invasión".
También anunció que se permitirá a las mujeres estudiar y trabajar de acuerdo con las leyes islámicas de la sharia.
Refiriéndose a la libertad de prensa, dijo que se garantizará siempre que los medios de comunicación no entren en conflicto con los valores islámicos, no difundan nada que contradiga los intereses nacionales y se mantengan neutrales.
Hoy mismo, un alto funcionario declaró a Reuters que los líderes de los talibanes se mostrarán al mundo, a diferencia de los últimos 20 años, en los que sus dirigentes han vivido en gran medida en secreto.
"Poco a poco, gradualmente, el mundo verá a todos nuestros líderes, no habrá secretos en la sombra", dijo el alto funcionario talibán, que declinó ser identificado.
El funcionario dijo que se había ordenado a los miembros talibanes que no celebraran su reciente toma del país, que les llevó a la capital, Kabul, el domingo, y añadió que los civiles debían entregar sus armas y municiones.
Los talibanes tomaron el control de la capital, Kabul, y del palacio presidencial el domingo, después de que el presidente Ashraf Ghani huyera del país. Muchos temen que su regreso al poder tras 20 años de ocupación liderada por Estados Unidos pueda suponer el fin de los derechos de las mujeres y la vuelta a una sociedad opresiva.
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