El lunes por la tarde se reunieron representantes de las facciones de la resistencia palestina en la Franja de Gaza para debatir cómo hacer frente a la dilación israelí respecto a sus promesas de cumplir los términos del alto el fuego que puso fin a la ofensiva de 11 días del Estado de ocupación sobre el enclave asediado entre el 11 y el 21 de mayo. La reunión debía celebrarse en el despacho de Yahya Al-Sinwar, el máximo responsable de Hamás en Gaza, pero minutos después de su apertura, una alerta de seguridad hizo que se evacuara el edificio. Al parecer, se disparó un cohete desde Gaza hacia Israel.

Las facciones palestinas anunciaron anteriormente que podrían dirigirse a un nuevo enfrentamiento con Israel si el Estado ocupante no se compromete con las promesas que hizo en mayo.

Actores regionales e internacionales, entre ellos la ONU y Estados Unidos, mediaron en las conversaciones indirectas entre los grupos de la resistencia palestina e Israel. Los términos del alto el fuego estipulaban que Israel reabriría los pasos fronterizos, aliviaría el asedio impuesto desde hace 15 años al enclave costero, permitiría la entrada de fondos humanitarios procedentes de Qatar y facilitaría la reconstrucción del territorio tras la última ofensiva militar israelí.

Sin embargo, Israel lo ha negado y ha dicho que el alto el fuego era incondicional. Los grupos de la resistencia y Egipto, el principal intermediario, insisten en que era condicional. Como resultado, la vida de los palestinos en Gaza se ha vuelto aún más difícil.

La ONU y otros organismos internacionales, así como varios grupos de derechos humanos israelíes y palestinos, han descrito la vida en Gaza desde mayo como "insoportable". Insisten en que Israel debe permitir la entrada de materias primas en el enclave para impulsar la industria local y ayudar a los habitantes de Gaza a hacer frente a las difíciles condiciones de vida.

Sin embargo, según algunos funcionarios israelíes, como el primer ministro Naftali Bennett y el ministro de Defensa Benny Gantz, el precio de aliviar el asedio es la liberación de los israelíes cautivos en Gaza. Niegan haber hecho promesas a Egipto y a los demás intermediarios del alto el fuego. Sin embargo, parece que la cuestión de los soldados israelíes en Gaza era sólo un pretexto para mantener el asedio por la misma razón por la que se impuso hace tantos años: hacer que la vida de los palestinos en Gaza sea tan mala que pongan fin al gobierno de Hamás.

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Durante y después de la ofensiva israelí sobre Gaza en mayo, los palestinos mostraron un apoyo sin precedentes a los grupos de resistencia, especialmente al Movimiento de Resistencia Islámica, Hamás. Éste gobierna Gaza desde 2006 tras su abrumadora victoria en las elecciones parlamentarias.

Israel ha bloqueado los fondos qataríes, sólo ha abierto parcialmente los pasos fronterizos y ha impuesto una prohibición total de los materiales de construcción. Además, incluso los pacientes que necesitan tratamiento urgente en el extranjero tienen dificultades para salir y volver a entrar en Gaza. En una acción relacionada, Israel, algunos países árabes y Estados Unidos han estado trabajando para fortalecer la Autoridad Palestina con sede en Ramallah, dirigida por Mahmoud Abbas. Esto demuestra que la dilación de Israel pretende debilitar a Hamás y crear una presión interna contra el movimiento.

En un esfuerzo por hacer algún progreso, los grupos de la resistencia han permitido de forma intermitente el lanzamiento de globos incendiarios hacia Israel, pero esto no ha incitado a los israelíes a reconocer y actuar según los términos del alto el fuego. Las facciones están ahora dispuestas a discutir nuevas medidas para empujar a Israel a respetar sus compromisos. Según el portavoz de la Yihad Islámica en Palestina, "no permitirán que Israel utilice el asedio para encubrir su fracaso sobre el terreno y no nos rendiremos ante él, sino que lo combatiremos".

Aunque no ha habido ninguna indicación clara de cómo la resistencia palestina podría hacer frente a la dilación israelí, el miembro del Buró Político de Hamás Izzat Al-Resheq advirtió que Israel debe poner fin a sus violaciones en Jerusalén y hacer frente a los daños causados por el bombardeo de Gaza. "Lo que venga después de la batalla de la "Espada de Al-Quds" no será como lo que hubo antes", dijo a Reuters, "porque el pueblo palestino respaldó la resistencia y sabe que la resistencia es lo que liberará su tierra y protegerá sus lugares sagrados".

El portavoz de Hamás, Hazem Qasim, dijo ayer que el silencio de su movimiento no duraría demasiado. "Si Israel quiere que continúe el estado de calma, debe cumplir sus promesas", dijo. En concreto, mencionó el alivio del asedio y la autorización de la entrada de materiales de construcción.

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"Las facciones palestinas van sin duda a una nueva escalada si Israel no se mueve para mejorar la vida de los residentes de Gaza y levantar las restricciones a las importaciones y exportaciones", comentó el periodista y escritor palestino Mustafa Al-Sawwaf.

El periodista israelí Baruch Yedid, sin embargo, me dijo que Israel "está presionando a Gaza por una determinada razón, pero no quiere acabar con una acción militar".

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