Los disparos de celebración han resonado hoy en la capital afgana cuando los talibanes han tomado el control del aeropuerto tras la retirada de las últimas tropas estadounidenses, marcando el final de una invasión de 20 años que ha dejado al grupo más fuerte que en 2001, informa Reuters.
Unas imágenes de vídeo distribuidas por los talibanes mostraron a los combatientes entrando en el aeropuerto después de que las últimas tropas estadounidenses salieran en un avión C-17 un minuto antes de la medianoche, poniendo fin a una salida precipitada y humillante para Washington y sus aliados de la OTAN.
"Es un día histórico y un momento histórico", dijo el portavoz talibán Zabihullah Mujahid en una conferencia de prensa en el aeropuerto tras la salida. "Estamos orgullosos de estos momentos, de haber liberado a nuestro país de una gran potencia".
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Una imagen del Pentágono tomada con óptica de visión nocturna mostraba al último soldado estadounidense en subir al último vuelo de evacuación de Kabul: el general de división Chris Donahue, comandante de la 82ª División Aerotransportada.
La guerra más larga de Estados Unidos se cobró la vida de casi 2.500 soldados estadounidenses y de unos 240.000 afganos, y costó unos 2 billones de dólares.
Aunque logró expulsar a los talibanes del poder y evitó que Afganistán fuera utilizado por Al-Qaeda como base para atacar a Estados Unidos, terminó con el grupo controlando más territorio que cuando gobernaba por última vez.
Durante esos años, de 1996 a 2001, los talibanes impusieron brutalmente su estricta interpretación de la ley islámica, entre otras cosas oprimiendo a las mujeres, y el mundo está pendiente ahora de si el movimiento formará un gobierno más moderado e inclusivo en los próximos meses.El martes se formaron largas colas en Kabul ante los bancos cerrados desde la caída de la ciudad, mientras la gente intentaba conseguir dinero para pagar los alimentos, cada vez más caros.
Había una mezcla de triunfo y euforia, por un lado, al celebrar los talibanes su victoria, y de miedo, por otro.
"Tuve que ir al banco con mi madre, pero cuando fui, los talibanes [estaban] golpeando a las mujeres con palos", dijo una mujer de 22 años que habló bajo condición de anonimato porque temía por su seguridad.
Dijo que el ataque se produjo entre una multitud frente a una sucursal del Banco Azizi, junto al Hotel Kabul Star, en el centro de la capital.
"Es la primera vez que veo algo así y me ha asustado mucho".
Miles de afganos ya han huido del país, temiendo las represalias de los talibanes.
Más de 123.000 personas fueron evacuadas de Kabul en un masivo pero caótico puente aéreo por parte de Estados Unidos y sus aliados en las últimas dos semanas, pero muchos de los que ayudaron a las naciones occidentales durante la guerra se quedaron atrás.
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Un contingente de estadounidenses, estimado por el secretario de Estado de EE.UU. Antony Blinken en menos de 200, y posiblemente más cerca de 100, quería irse pero no pudo subir a los últimos vuelos.
El ministro de Asuntos Exteriores británico, Dominic Raab, cifró en pocos centenares el número de ciudadanos británicos en Afganistán, tras la evacuación de unos 5.000.
Los talibanes deben ahora reactivar una economía destrozada por la guerra sin la ayuda extranjera de miles de millones de dólares que había llegado a la anterior élite gobernante y alimentado la corrupción sistémica.
La población que vive fuera de las ciudades se enfrenta a lo que los funcionarios de la ONU han calificado de situación humanitaria catastrófica, agravada por una grave sequía.