El partido Ennahda de Túnez reiteró su responsabilidad por la situación actual junto con los partidos que participaron en el gobierno del país.
En un comunicado emitido por el movimiento tras una reunión de su Oficina Ejecutiva supervisada por el presidente de Ennahda, Rached Ghannouchi, el partido confirmó que entiende el enfado de la gente y subrayó su disposición a "realizar una evaluación seria y objetiva y una profunda revisión durante su próxima conferencia general para renovar las visiones y los planes pertinentes para abrir nuevos horizontes para que los jóvenes desarrollen el movimiento".
El 25 de julio, el presidente Kais Saied anunció que congelaba el trabajo del Parlamento, encabezado por Ghannouchi, durante 30 días, suspendiendo la inmunidad de los diputados y destituyendo al primer ministro Hichem Mechichi. A continuación, asumió el poder ejecutivo diciendo que nombraría un nuevo primer ministro, aunque hasta la fecha no se ha nombrado a ninguno. Posteriormente, Saied destituyó a varios funcionarios del Estado y nombró a otros en su lugar.
La presidencia tunecina declaró la semana pasada que Saied "emitió una orden presidencial para prorrogar, hasta nuevo aviso, las medidas excepcionales adoptadas en virtud de la Orden Presidencial nº 80 de 2021 relacionadas con la suspensión de las actividades de la Asamblea de Representantes del Pueblo y el levantamiento de la inmunidad parlamentaria de todos sus miembros".
La mayoría de los partidos, incluido Ennahda, rechazaron las medidas, y algunos las consideraron un "golpe contra la Constitución".
OPINIÓN: Ennahda está en el ojo del huracán tunecino