Fuentes políticas han revelado que dos diputados de los bloques de Ennahda y Corazón de Túnez intentaron presionar a una delegación del Congreso estadounidense para obtener una postura oficial de condena del "golpe de Estado del presidente".
"Se gastaron cantidades masivas de dinero para conseguir una declaración de los representantes del Congreso de EE.UU., que es 'lo que ha ocurrido es un golpe', pero no pudieron", escribió en Facebook el ex ministro Hatem Al-Ashi.
"La administración estadounidense responde al pulso del pueblo y no a los que pagan más a los grupos de presión, con la excepción de algunos países conocidos, y Túnez no está incluido, por supuesto", continuó, añadiendo que los ministros implicados deberían dimitir.
El líder de Ennahda y presidente del Parlamento, Rached Ghannouchi, fue objeto de nuevas críticas después de que delegara en los diputados Fathi Al-Ayadi y Ossama Khlifi para que le representaran en la conferencia de la Unión Interparlamentaria (UIP). Allí, Khlifi pidió a la UIP que "apoye al Parlamento tunecino, respaldando el proceso democrático en el país, y que forme una delegación parlamentaria para visitar Túnez y conocer las condiciones de la asamblea elegida y de sus diputados lo antes posible, y que ejerza presión [sobre el presidente Kais Saied] para que vuelva al rumbo constitucional".
La intervención del diputado tunecino provocó una oleada de condenas, que llevó al experto constitucionalista Rabeh Al-Kharaifi a pedir a la Fiscalía que iniciara una investigación que implicara a Ghannouchi, Ayadi y Khlifi, acusados de "violar las leyes y buscar la intervención extranjera en el país".
El 25 de julio, el presidente tunecino, Kais Saied, invocó el artículo 80 de la Constitución para destituir al primer ministro, Hicham Mechichi, congelar el trabajo del Parlamento durante 30 días, levantar la inmunidad de los ministros y nombrarse a sí mismo jefe del poder ejecutivo hasta la formación de un nuevo gobierno.
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