Los especialistas afirman que, aunque cada día se pierden vidas debido a la sensación de impotencia ante el dolor mental y físico, la depresión, los abusos y malos tratos, los problemas económicos y el abuso de alcohol o drogas, los círculos sociales de las personas que se encuentran al límite y los gobiernos pueden ayudar a prevenir el suicidio.
Citando datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el psicólogo turco Secim Buyukcatalbas afirma que una media de 800.000 personas acaban con su vida cada año, es decir, un suicidio cada 40 segundos, y uno de cada 25 intentos de suicidio acaba en muerte.
La declaración por parte de la OMS en 2003 del 10 de septiembre como Día Mundial para la Prevención del Suicidio fue un paso importante para concienciar sobre el suicidio, afirma, y añade que en los años posteriores, la formación integral, los folletos y los cortometrajes han reforzado los esfuerzos.
Pensamientos suicidas
La soledad, que es a la vez un factor de riesgo y un factor desencadenante del suicidio, puede ir acompañada de trastornos mentales, abuso de sustancias y, hasta cierto punto, de factores genéticos, afirma Hatice Demirbas, directora del Departamento de Psicología de la Universidad Haci Bayram Veli de la capital turca, Ankara.
Las habilidades para resolver problemas se transmiten de padres a hijos y, por tanto, las tendencias suicidas tienen un factor genético, lo que no significa que las personas con esos genes tengan definitivamente una tendencia al suicidio, ni que las que carecen de ellos no la tengan, afirma.
Demirbas subraya que, al ser un proceso complejo, el suicidio no se debe a una sola razón, sino que en el proceso interviene una combinación de diversos factores de riesgo, desencadenantes y condiciones de vida.
Los individuos tienen diferentes niveles de umbrales de dolor mental, mecanismos de afrontamiento y diferentes personalidades, incluida la susceptibilidad a la soledad, la impotencia y la felicidad.
Las tasas de suicidio en Oriente Medio han aumentado como consecuencia de las presiones financieras que han provocado la corrupción y la pandemia de coronavirus. Según un estudio reciente, en el Líbano se registra un suicidio cada 60 horas. |
Las razones más comunes que conllevan una tendencia al suicidio son la pérdida de un ser querido, explica, ya sea por muerte, el fin de una relación, el encarcelamiento o algo similar.
Tras señalar que en el grupo de edad de 19 a 25 años se registra la mayor tasa de suicidios, Demirbas destaca que los intentos de suicidio por parte de los hombres provocan más muertes.
Añade que los trastornos mentales, los factores neurobiológicos, los traumas, el acceso a las armas de fuego, las enfermedades médicas graves, el consumo de alcohol y sustancias y los trastornos de personalidad pueden influir en la tendencia a los pensamientos suicidas.
Pero añade que estos factores de riesgo varían mucho en función de las diferencias individuales, como la edad, el estatus socioeconómico y el nivel de educación.
Las señales
Elif Suna Ozbay, psicóloga clínica con residencia en Ankara, afirma que las personas con tendencias suicidas pueden mencionar "ser una carga" para otras personas, o "sentirse atascados". Pueden sentir un dolor insoportable, o pensar que no tienen ninguna razón para vivir.
"Pueden notar el consumo de alcohol o sustancias, o un aumento de su consumo. Puede que no tengan interés en las actividades que hacían antes. Pueden aislarse de su familia y amigos. El hipersomnio o el insomnio, las diferencias en su apetito también pueden ser un indicio", dice.
Ozbay añade que también suele observarse un aumento de la depresión, la ira, la humillación o la ansiedad.
Para quienes rodean a alguien que sufre de esta manera, explica Ozbay, lo primero que hay que hacer es sugerir que se busque ayuda profesional, incluidas las líneas telefónicas de ayuda al suicidio.
A nivel personal, lo más importante es escuchar a la persona con atención. "Hay que hacer que se sientan comprendidos. Escuchar sin juzgar y recordarles que su situación se puede arreglar es un enfoque favorable", explica.
"No hay que juzgar lo que están viviendo, y definitivamente no hay que subestimar. Decir: 'Yo también he pasado por eso', 'No es para tanto', 'Ya se me pasará', no es aconsejable. Asimismo, no debemos decirles que el suicidio es un pecado, ni ignorar sus problemas, ni esperar sin hacer nada", continúa. "Tenemos que recordarles que la ayuda siempre es accesible".
Tras señalar que, por lo general, se rechaza el estímulo para obtener ayuda profesional, Buyukcatalbas recomienda no dejarles solos.
"Es poco probable que se pueda convencer a una persona en lo más profundo de la desesperación para que participe en la vida social. Sentarse cerca de ellos, incluso sin hablar, tendrá un poder curativo en lugar de obligarles a asistir a un evento", sugiere.
Buyukcatalbas subraya además la importancia de mantener las armas de fuego y las sustancias químicas lejos de las personas con tendencias suicidas. "Sin embargo", dice, "estas precauciones no deben tomarse de forma intrusiva. Instalar bruscamente rejas en las ventanas puede causar más desesperación, haciéndoles sentir que se ha renunciado a ellos."
Ella señala la importancia del amor incondicional y la aceptación, independientemente de la situación. "El factor más significativo que les libera de pensamientos suicidas es el sentimiento de aceptación. Sus vidas dejan de ser intolerables cuando se dan cuenta de que son cuidados por al menos una persona".
Al recomendar la participación en una terapia de grupo, afirma que conocer a otras personas que comparten el mismo dolor que ellos, y sentir su apoyo, puede ayudar a sanar a una persona con tendencia al suicidio.
"Somos seres sociales y la interacción es de vital importancia para nosotros. Definitivamente hay personas a nuestro alrededor que pueden ayudarnos, encontrar una solución a los problemas de nuestra vida. No debemos tener miedo de hablar, de pedir ayuda", explica Demirbas.
Añade que los gobiernos pueden ayudar a reducir las tasas de suicidio, exigiendo lecciones para mejorar las habilidades de resolución de problemas desde la escuela primaria.
Ozbay sostiene que se debe enseñar a los niños en la escuela que tener trastornos mentales es tan normal y tan común como otras enfermedades, y subraya que el acceso a los profesionales de la salud mental debe ser más fácil y asequible, ya que es costoso y no está cubierto por el seguro de salud en muchos países.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.