Los israelíes están preocupados por la vergonzosa retirada estadounidense de Afganistán y piensan que su gobierno debe ahora reafirmar su capacidad de proteger sus propios intereses en la región y más allá. El sentimiento general es que la retirada dará ahora más libertad de movimiento a los enemigos de Israel, especialmente a Irán, que no dudará en reforzar sus relaciones con China, que a su vez tiene claros intereses en Afganistán y el Golfo Pérsico. Los acontecimientos en Afganistán han hecho saltar las alarmas para Israel y sus aliados en la región.
Al mismo tiempo, los israelíes creen que la retirada de EE.UU. de la mayoría de sus bastiones en Oriente Medio y Asia central y meridional -Irak primero y ahora Afganistán, y quizá Siria después- puede empujar a algunos Estados regionales a actuar contra Israel. La evaluación del papel de Estados Unidos en Oriente Medio es que las fuerzas estadounidenses ya no pueden confiar en utilizar a los países árabes para las emergencias. Una visión global de la región sitúa a Israel en una mejor posición en cuanto a los intereses estadounidenses, al menos según una incierta valoración israelí.
LEER: ¿Quiere Israel poner fin a sus guerras eternas en Gaza?
Sin embargo, sigue existiendo el temor de que lo sucedido en Afganistán pueda tener su reflejo en la Cisjordania ocupada, sobre todo por la exposición de la debilidad estadounidense. La paciencia estratégica y la firmeza de los talibanes han creado una narrativa inspiradora para el Movimiento de Resistencia Islámica Palestina, Hamás.
En este contexto, los israelíes se preguntan si los acontecimientos de Afganistán podrían repetirse en el ámbito palestino, especialmente si Israel se retira de partes de Cisjordania en cualquier acuerdo con los palestinos. Una salida de este tipo conduciría casi con toda seguridad, al menos a corto plazo, a la inestabilidad, y animaría a Hamás a intentar ampliar su influencia en el territorio.
Aunque Israel y los territorios palestinos ocupados están geográficamente alejados de Afganistán, el gobierno israelí afirma que deberá responder a cualquier acontecimiento que amenace su seguridad en el interior y en el exterior. En este caso, tendrá en cuenta la situación actual del conflicto con los palestinos, y la realidad de facto de una "solución de un solo estado", con todas las ramificaciones políticas y sociales negativas que tendrá en base a las sucesivas advertencias de seguridad.
La salida de Estados Unidos de Afganistán fue embarazosa para Washington, pero no hubo manifestaciones en las calles de Estados Unidos, ni a favor ni en contra de la retirada. Sin embargo, cualquier retirada israelí, incluso de una pequeña parte de la Cisjordania ocupada, causará un gran revuelo. Se necesitará mucha determinación y convicción política antes de que se pueda dar ese paso. De hecho, podría ir más allá del actual gobierno, cuya supervivencia se vería amenazada.
Israel espera que la retirada de Estados Unidos de Afganistán anime a sus enemigos a atacarle. Aunque el movimiento talibán no supone una amenaza directa para Israel, representa una preocupación para el Estado colonial, porque comparte frontera con Irán y la retirada de Estados Unidos confirma la actual reducción de la intervención estadounidense en Oriente Medio y alrededores. Dejando a un lado las diferencias ideológicas y políticas, Israel sabe que los sucesivos presidentes estadounidenses han compartido el deseo de poner fin a su implicación en las sangrientas guerras de Oriente Medio junto a Asia central y meridional. Al hacerlo, cree Israel, la capacidad de Estados Unidos para desafiar la influencia iraní puede crear un efecto dominó que incline la balanza del poder regional a expensas del Estado sionista.Sin embargo, puede haber oportunidades para que Israel mejore su posición regional, ya que no sólo observa con preocupación a Afganistán, sino también, y quizás más importante, las posiciones de los regímenes árabes que dependen de Estados Unidos para su seguridad, a la luz de una creciente desconfianza en su capacidad para apoyarlos. Arabia Saudí y otros países de la región pueden acercarse a Israel, como un aliado posiblemente más fiable que EE.UU., para satisfacer sus necesidades de seguridad, incluso sin la plena normalización de las relaciones. La cooperación en materia de seguridad entre Israel y varios Estados del Golfo ya es manifiesta. Por tanto, es probable que esa cooperación israelí con otros países árabes aumente.
El acercamiento y posterior compromiso con Israel puede no limitarse a los países árabes "moderados". La OTAN, por ejemplo, podría ampliar su cooperación en materia de seguridad con el Estado sionista, sustituyendo a Estados Unidos con la voluntad de involucrarse en los asuntos regionales.
Todo esto son especulaciones en este momento tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán. Aunque en realidad no forma parte de Oriente Medio, un Afganistán dirigido por los talibanes va a desempeñar un papel importante en la remodelación de la región y en cómo los cambios podrían afectar a Israel.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.