Soldados israelíes agredieron a un médico palestino de 46 años de la ciudad de Arraba, al suroeste de Yenín, tras su detención la semana pasada, y le rompieron el brazo.
Según la agencia de noticias Wafa, Nidal Arda se encontró con que las fuerzas de ocupación israelíes en jeeps del ejército rodeaban su casa después de que regresara de la mezquita tras las oraciones del amanecer.
"Estaban esperando en mi casa y al parecer querían tenderme una emboscada. Los jeeps encendieron sus luces en mi dirección y luego me ordenaron que saliera del coche", dijo.
Había unos 40 soldados acompañados de perros, dijo, que habían irrumpido y asaltado su casa antes de que él llegara.
"Los soldados destruyeron mi casa", explicó. "Rompieron las puertas y las ventanas y saquearon toda la casa. Aterrorizaron a mi familia y a mis hijos, que fueron separados de su madre y puestos en otra habitación".
Nidal fue interrogado sobre los palestinos fugados de la prisión israelí de Gilboa, ya que dos de sus miembros eran de Arraba.
"Me amenazaron con mi hijo y dijeron que no le permitirían viajar para terminar sus estudios superiores en el extranjero si no cooperaba con ellos", dijo.
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Le vendaron los ojos y le obligaron a subir a un jeep con otros miembros de la familia y del vecindario y le llevaron a una base militar.
"Nos vendaron los ojos y nos esposaron", dijo. "Un soldado me empujó y caí al suelo. Mi brazo derecho golpeó algo y sentí un gran dolor. Sabía que estaba roto porque soy médico", añadió.
Los soldados le quitaron las esposas y sólo le dejaron sedantes para aliviar el dolor, antes de llevarlo a un centro de detención.
Debido al notable dolor, lo llevaron a un hospital cercano, donde los médicos confirmaron que tenía un hueso roto y se lo escayolaron. A continuación le obligaron a volver al centro de detención y le interrogaron sobre los palestinos fugados.
Un tribunal militar ordenó su liberación una semana después, informó Wafa. Los dos palestinos de Arraba que se escaparon de la prisión fueron capturados por el ejército israelí antes de su liberación.
Israel lanzó la mayor cacería humana de su historia en el intento de recapturar a los seis hombres, cuya fuga supuso una enorme vergüenza para el Estado de ocupación.