Los presidentes de Rusia y Turquía han iniciado hoy conversaciones para frenar la reanudación de la violencia en el noroeste de Siria y para ampliar posiblemente las ventas de sistemas de defensa militar de Moscú a Ankara, a pesar de las objeciones de Estados Unidos.
Las conversaciones tienen lugar en la localidad rusa de Sochi, en el Mar Negro, y el Kremlin dijo que el presidente Vladimir Putin ponía fin a un período de autoaislamiento relacionado con el coronavirus al reunirse con el presidente turco Tayyip Erdogan.
Funcionarios turcos dijeron antes de la reunión que Erdogan presionaría a Putin para que volviera a un alto el fuego acordado el año pasado para poner fin a un asalto de Rusia y el ejército sirio contra combatientes respaldados por Turquía en la región siria de Idlib.
"Los pasos que demos juntos en relación con Siria tienen una gran importancia. La paz allí depende de los lazos entre Turquía y Rusia", dijo Erdogan a Putin al comienzo de sus conversaciones.
Putin sólo se refirió de pasada a Siria en sus comentarios iniciales, diciendo que era una de las áreas en las que los dos países cooperaban con bastante éxito.
El líder ruso dijo que las negociaciones con Turquía eran a veces difíciles, pero que los dos países habían aprendido a encontrar compromisos mutuamente beneficiosos.
La posible compra por parte de Turquía de más baterías rusas de defensa antimisiles S-400 también está en la agenda, algo a lo que Washington ha dejado claro que se opone firmemente.
En una aparente referencia a los estadounidenses, Erdogan dijo a Putin que quería discutir una mayor cooperación en materia de defensa independientemente de las objeciones de Estados Unidos.
"En la AGNU [Asamblea General de la ONU], las personas típicas nos preguntaron especialmente sobre ciertos temas, por supuesto", dijo Erdogan a Putin.
"Les dimos la respuesta necesaria de todos modos. No es posible que demos marcha atrás en los pasos que dimos. Creo especialmente en esto: es de gran importancia para nosotros continuar fortaleciendo los lazos entre Turquía y Rusia cada día."
Turquía, miembro de la OTAN, compró baterías rusas de defensa antimisiles S-400 en 2019, lo que desencadenó sanciones de Estados Unidos contra sus industrias de defensa y advertencias de Washington de nuevas medidas si compraba más equipos rusos.
Erdogan indicó la semana pasada que Turquía todavía tenía la intención de adquirir un segundo lote de S-400, diciendo que ningún país podía dictar las acciones de Ankara.