Durante quince años, las autoridades de ocupación israelíes han negado el suministro regular de electricidad a los palestinos de la Franja de Gaza. El asfixiante asedio impuesto por Israel ha dejado a los residentes sin poder encontrar una solución sencilla al problema de la electricidad, que afecta a todos los sectores de la sociedad civil que sirven a los palestinos y a sus instituciones esenciales.
La Franja de Gaza necesita 500 megavatios (MW) de electricidad al día, pero sólo obtiene 200 MW. De ellos, 120 MW proceden directamente de Israel, 20 de Egipto y el resto de la única central eléctrica que queda en Gaza, que funciona a una capacidad muy reducida debido a la falta de combustible y al asedio. Israel voló la central eléctrica hace 14 años y desde entonces ha impedido su reconstrucción. Israel también bloquea las mejoras necesarias en el sistema de suministro eléctrico. No se pueden importar materiales vitales ni realizar reparaciones esenciales.
Los palestinos de la Franja de Gaza sólo reciben electricidad durante ocho horas, seguidas de 8 horas de cortes de electricidad. En verano, el suministro se corta a veces durante 12 horas seguidas.
Es difícil imaginar que las familias que viven a sólo unas decenas de kilómetros de la metrópoli de Tel Aviv no tengan un suministro eléctrico regular. Los cortes de electricidad hacen que los habitantes de Gaza no puedan utilizar con seguridad aparatos eléctricos básicos, como frigoríficos, lavadoras y hornos eléctricos; los enfermos y discapacitados no pueden recibir tratamientos y cuidados esenciales; y los sectores sanitario y educativo no pueden funcionar con eficacia. Las infraestructuras esenciales, como las redes de agua y alcantarillado, tampoco pueden funcionar con normalidad.
En un mundo en el que la electricidad se ha convertido en algo indispensable, los frecuentes y continuos cortes de luz causan muchos problemas, sobre todo:
- El 80% de la población de la Franja de Gaza pasa la mayor parte de su vida a oscuras.
- 32 personas, entre ellas 25 niños, murieron en incendios provocados por velas o por la explosión de generadores eléctricos, entre 2010 y 2018.
- El trabajo de 39 quirófanos en los hospitales de Gaza está restringido; los bebés prematuros corren peligro al no haber electricidad para las incubadoras, y la vida de más de 400 pacientes de diálisis también está amenazada.
- Las aguas residuales sin tratar se vierten directamente al mar.
- La industria pierde hasta 40 millones de dólares al mes; su contribución al PIB se ha reducido al 9%.
Israel no puede eludir su responsabilidad en esta realidad; es la potencia ocupante. Sigue siendo la parte que tiene la obligación legal de controlar lo que ocurre dentro del territorio ocupado y de proporcionar los productos básicos a las personas que viven bajo la ocupación. No cumple con sus responsabilidades en este sentido, y su asedio actual y otras políticas se han calificado de castigo colectivo, que es un crimen de guerra.
Los palestinos de la Franja de Gaza siguen pidiendo a la comunidad internacional que cumpla con sus responsabilidades hacia quienes están bajo el asedio y la ocupación israelíes. Su incumplimiento agrava la crisis humanitaria y económica.
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