Organizaciones de la sociedad civil y activistas del Reino Unido y del extranjero amenazan con organizar un boicot masivo a la Universidad de Bristol a menos que ésta revoque la decisión de despedir al profesor David Miller por criticar a Israel y a su ideología de Estado, el sionismo.
La amenaza se hizo pública ayer en una carta dirigida al vicerrector y al presidente de la Universidad de Bristol que contenía las firmas de destacados académicos y activistas.
Al despedir al profesor Miller, usted ha optado por tomar partido por un Estado extranjero que no ha dejado piedra sobre piedra en su determinación de silenciar las voces que critican su abominable comportamiento racista en casa y en el ámbito internacional
dice la carta que menciona los nombres de los grupos pro-israelíes que lideraron la campaña para su expulsión.
Miller fue despedido a principios de este mes a pesar de haber sido absuelto de hacer comentarios antisemitas. El profesor, de 57 años, ha pasado 15 años rastreando los nefastos efectos del lobby de los combustibles fósiles, el lobby farmacéutico, el lobby del tabaco, así como los lobbies estatales que promueven la islamofobia, como los de Israel y los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Su trabajo para desvelar las estructuras de poder que no rinden cuentas y que amenazan los derechos humanos y la democracia le ha convertido en un objetivo.
En la carta se señalan las circunstancias del despido de Millers: "Estamos consternados por el hecho de que, a pesar de que el profesor Miller fue absuelto de la acusación de antisemitismo formulada contra él por organizaciones pro-israelíes, su institución decidió despedirlo de todos modos con el argumento de que no respetaba las opiniones contrarias que se criticaban".
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La carta argumentaba que, al adoptar tal postura, la universidad había tomado su decisión basándose en la ofensa que sentía un pequeño número de estudiantes judíos pro-israelíes por las críticas de Miller al estado de ocupación y a su ideología operativa racista del sionismo y "defensores de un régimen de apartheid y perpetradores de una opresión sistemática".
El despido de Miller también fue denunciado como una "afrenta" a sus derechos, así como a los de la población universitaria en general, a la libertad de expresión, un principio que, según la carta, se considera aún más sagrado en los entornos académicos y sin el cual la investigación intelectual no puede tener lugar adecuadamente. "Censurar a los académicos porque sus opiniones ofenden a las personas del lado opuesto del debate sienta un peligroso precedente para las universidades que no se puede permitir", decía la carta.
El resultado de la decisión, según la carta, es que la Universidad de Bristol ya no es un espacio seguro para los estudiantes y el personal musulmán, árabe y palestino, así como para quienes critican al Estado israelí y a sus apologistas por considerarlos racistas. "Ninguno de estos grupos puede esperar ahora expresar opiniones críticas sobre Israel sin temor a ser reprobado", continúa la carta.
Advirtiendo de la movilización masiva de grupos de la sociedad civil contra la universidad, la carta concluía: "Por la presente notificamos que, a menos que se reincorpore el profesor Miller, tenemos la intención de hacer valer toda la fuerza de la sociedad civil y de la opinión pública sobre su institución durante el tiempo que sea necesario para reparar esta injusticia. Esto incluirá persuadir a los estudiantes y académicos nacionales e internacionales para que boicoteen la Universidad de Bristol porque no se puede confiar en que garantice la libertad de expresión de las minorías raciales y religiosas, así como la disidencia política que ofende a sus objetivos".
Para subrayar aún más la fuerza de la ira pública por el despido de Miller, una petición que pide su reincorporación ha sido firmada por más de 21.000 personas, lo que la convierte en una de las principales peticiones en el sitio web change.org.
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La petición señalaba que la campaña contra Miller está "específicamente diseñada para confundir la crítica al sionismo con el odio a los judíos" y que está "diseñada para cerrar la enseñanza sobre la islamofobia y los daños que plantea el sionismo". Afirmó que Miller "es un caso de prueba" para el lobby de Israel en Gran Bretaña en su intento de utilizar la ampliamente criticada definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA) para prohibir toda crítica al Estado de Israel, sus políticas y su ideología.