Israel ha retirado su firma de una declaración de la ONU en la que se condenan las violaciones de los derechos humanos cometidas por China contra los musulmanes uigur en la provincia de Xinjiang, entre ellas la tortura, la esterilización forzada y las desapariciones forzadas.
Los 43 países firmantes de la declaración, entre ellos Turquía, Japón, Canadá, Alemania, Estados Unidos y Gran Bretaña, expresaron su especial preocupación por los "informes creíbles" sobre la existencia de "campos de reeducación" en Xinjiang.
La medida se produce a pesar de que Israel firmó en junio una declaración en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en la que instaba a China a permitir el acceso de observadores independientes a su región occidental de Xinjiang. Según el Times of Israel, un funcionario diplomático israelí, que habló bajo condición de anonimato, dijo que el gobierno había recibido un proyecto de resolución de antemano, pero decidió no apoyar la iniciativa, debido a "otros intereses que tiene que equilibrar".
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La declaración fue leída por el embajador de Francia ante la ONU, Nicolas De Riviere, en una reunión del Comité de Derechos Humanos de la Asamblea General. "Pedimos a China que permita el acceso inmediato, significativo y sin restricciones a Xinjiang de los observadores independientes, incluido el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y su oficina", dijeron los firmantes. "Estamos especialmente preocupados por la situación en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang".
La declaración citaba informes "creíbles" que "indican la existencia de una amplia red de campos de "reeducación política" donde se ha detenido arbitrariamente a más de un millón de personas."
En respuesta, el embajador chino ante la ONU, Zhang Jun, criticó la declaración como "acusaciones infundadas" y "mentiras". Acusó a Estados Unidos y a algunos otros firmantes no identificados de "utilizar los derechos humanos como pretexto de maniobra política para provocar la confrontación". El funcionario chino defendió el desarrollo de Xinjiang, afirmando que la vida de sus habitantes mejora día a día. "Su trama para obstruir el desarrollo de China está condenada al fracaso", añadió.
China ha sido objeto de crecientes críticas a raíz de su trato a los musulmanes uigur. En agosto de 2018, un Comité de Derechos Humanos de la ONU informó de que Pekín mantiene a casi un millón de musulmanes uigures en campos secretos de "reeducación" en el Turquestán Oriental. Muchos regresan a sus familias en un estado de debilidad, incapaces de caminar y hablar, y mostrando signos de abuso.