Tres militares egipcios de alto rango han visitado al primer ministro sudanés para ayudar a resolver la actual crisis en Sudán, según han declarado fuentes al portal de noticias Al-Araby Al-Jadeed.
Abdalla Hamdok fue destituido del poder en el golpe militar del 25 de octubre y se encuentra bajo arresto domiciliario en la capital, Jartum.
Al menos 20 manifestantes antigolpistas han muerto y otros funcionarios del gobierno han sido detenidos.
Tras protagonizar el golpe, el jefe del ejército sudanés, el general Abdel Fattah Al-Burhan, nombró un nuevo Consejo Soberano y volvió a nombrarse a sí mismo como jefe.
La medida provocó la condena internacional, y Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea publicaron una declaración conjunta en la que criticaban a Al-Burhan por socavar el acuerdo de reparto de poder firmado por los líderes prodemocráticos y los generales sudaneses en 2019 tras el derrocamiento de Omar Al-Bashir.
La embajada de Estados Unidos en Jartum ha condenado el uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes.
Funcionarios egipcios han mantenido conversaciones con altos cargos de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí para intentar evitar que la marea de opinión se vuelva contra Al-Burhan.
Los tres países han comunicado a Estados Unidos que, si el general es derrocado, Sudán se volverá inestable.
La delegación egipcia ha ofrecido que Hamdok vuelva a ser el jefe de gobierno, pero ha dicho que no entrará en las conversaciones hasta que todos los detenidos hayan sido puestos en libertad y que los implicados en el golpe sean juzgados.
Arabia Saudí ha manifestado su preocupación por lo que pueda ocurrir con las fuerzas sudanesas que participan en la ofensiva militar en Yemen.
A principios de este mes, el Wall Street Journal reveló que Al-Burhan mantuvo una reunión secreta con el presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sisi el día antes de suspender el gobierno de Jartum.
El director de la inteligencia egipcia, Abbas Kamel, también visitó Sudán y le dijo a Al-Burhan que Hamdok debía marcharse porque se le consideraba demasiado cercano a Etiopía, con quien Egipto está enfrentado por la presa del Renacimiento.
Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí apoyaron financieramente la toma del poder por parte de los militares en Egipto en 2013, que destituyeron al fallecido Mohamed Morsi, el primer presidente del país elegido democráticamente.
El sábado, cientos de manifestantes corearon contra el gobierno militar en Sudán, frente a la embajada de Egipto en Londres. Condenaron a Al-Sisi por respaldar el golpe de Estado.