El presidente del régimen sirio, Bashar Al-Assad, suprimió el lunes el cargo de muftí de la República.
No se dieron razones para la decisión, sin embargo, al hacerlo, Al-Assad reforzó los poderes de un consejo de jurisprudencia dentro del Ministerio de Dotaciones.
El presidente emitió el decreto legislativo nº 28, que estipula la abolición del artículo nº 35 de la ley que regula la labor del Ministerio de Dotaciones, según el cual se nombra al Gran Mufti de la República.
El decreto asignaba al muftí las tareas que tenía encomendadas, que son "fijar las fechas de comienzo y final de los meses lunares... y declarar las consiguientes sentencias jurisprudenciales relacionadas con los rituales y el culto religiosos islámicos", así como "emitir fatuas... y establecer las bases, normas y mecanismos necesarios para organizarlas y controlarlas".
La decisión obliga a jubilar al Gran Mufti Ahmad Badr Al-Din Hassoun, la máxima autoridad islámica de Siria. Hassoun ocupaba el cargo desde 2005 y ha sido conocido por su apoyo a Al-Assad.
En 2016, Amnistía Internacional publicó un informe en el que se revelaba que Hassoun había sido designado por Al Assad para aprobar la ejecución de hasta 13.000 reclusos en la prisión de Saydnaya durante un periodo de cinco años.
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