Esta semana, en lo que se denominó el "martes negro" en los medios de comunicación, el valor de la lira turca frente a las divisas extranjeras experimentó un fuerte descenso, situando el tipo de cambio en 13,5 liras turcas por dólar estadounidense. Mientras que los expertos en la materia, tanto en Turquía como en otros países, atribuyen unánimemente este hecho a la decisión del Banco Central turco de reducir los tipos de interés, el presidente Recep Tayyip Erdogan describió lo que estaba ocurriendo como una "guerra de independencia económica".
La situación ha llegado al punto de que los medios de comunicación establecen un paralelismo entre la depreciación de la moneda local y la ampliación del papel de Turquía en los asuntos exteriores. Una persona que defiende la política monetaria del gobierno argumentó con cierto grado de sarcasmo que el tipo de cambio de la lira frente al dólar y otras divisas fuertes podría bajar siguiendo políticas en línea con lo que dicta Occidente: retirar las fuerzas turcas de Libia, Azerbaiyán y Siria; renunciar a los derechos de Turquía en el Mediterráneo oriental, complaciendo a Grecia en el proceso; liberar al activista Osman Kavala y al político kurdo Selahattin Demirtas; y básicamente someterse a la dominación occidental.
Los partidarios del gobierno afirman que Turquía está creciendo como potencia internacional, y esta es la razón de la hostilidad que muestran las superpotencias mundiales que quieren poner al país de rodillas. Añaden que están dispuestos a hacer todo tipo de sacrificios en aras de la prosperidad del país.
Erdogan ha sustituido al ministro de Finanzas y al director del Banco Central tres veces en un año, y el banco tomó decisiones contrarias en cuanto a los tipos de interés con cada uno de los cambios, tanto disminuyéndolos como aumentándolos. Sin embargo, no lograron los resultados deseados de detener el deterioro de la moneda local y reducir la inflación y la subida de los precios de los productos básicos. Los críticos del gobierno consideran que estas fluctuaciones en las decisiones monetarias son una razón suficiente para la pérdida de confianza de los inversionistas locales y extranjeros, lo que tiene un efecto negativo en el producto nacional bruto, el desempleo y los niveles de pobreza.
Naturalmente, los partidos de la oposición están sacando provecho político de las turbulencias económicas y culpan a la toma de decisiones del gobierno, es decir, en realidad, al presidente, que tiene todo el poder ejecutivo en sus manos. Los partidos de la oposición han aprovechado la oportunidad que les ha brindado el "martes negro" de la lira turca para pasar a la acción con un impulso renovado. La Alianza Popular, dirigida por Kemal Kilicdaroglu y Meral Aksener, ha celebrado una "reunión urgente" y ha exigido elecciones anticipadas.
En general, el presidente del Partido Popular Republicano (CHP), Kilicdaroglu, se comporta desde hace tiempo como si fuera el jefe del Estado. Ha pedido a los burócratas del Estado que se nieguen a obedecer cualquier orden de los políticos que contradiga la ley, y les ha amenazado con exigirles responsabilidades, dando a entender que es inminente un cambio de presidente. Por primera vez en la historia del CHP, sus representantes en el parlamento votaron en contra de renovar el permiso para que el gobierno envíe fuerzas militares a Siria e Irak. En un movimiento que se consideró "histórico", Kilicdaroglu anunció que pediría perdón a los grupos sociales que han sido objeto de injusticias a manos del Estado en diferentes momentos de la historia moderna de Turquía, independientemente de que el CHP fuera responsable de ellas.En definitiva, Kilicdaroglu se dirige directamente al pueblo turco para tratar de darle confianza en el cambio y en la capacidad de la oposición para resolver los problemas que el gobierno no ha conseguido solucionar. Los partidos de la oposición están de acuerdo en que la clave del cambio es volver al sistema parlamentario y deshacerse del sistema de autoridad presidencial en el que una persona tiene todo el poder en su mano.
¿Hasta qué punto responderá el pueblo a estas campañas de la oposición? Es demasiado pronto para decirlo. Es cierto que los sondeos de opinión periódicos sugieren, en general, un gran y constante descenso de la popularidad del Partido de la Justicia y el Desarrollo (Partido AK) de Erdogan, pero este descenso no va acompañado de un repunte de la popularidad de los partidos de la oposición, aunque los resultados de algunos de estos sondeos indican un aumento de la posible participación electoral de la coalición opositora. Sin embargo, el factor más destacado es el aumento del porcentaje de indecisos que no confían ni en el partido gobernante AK ni en la oposición.
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Además de estos sondeos de opinión, en los medios de comunicación han aparecido con frecuencia entrevistas con personas de la calle. Sus comentarios deberían preocupar a Erdogan por la pérdida del apoyo popular que ha mantenido al Partido AK en el poder durante los últimos veinte años.
Un motivo de preocupación adicional es lo que el periodista y diputado del Partido AK, Samil Tayyar, describió como una "trampa" tendida al presidente por la condición de que un candidato presidencial debe obtener el 50% más uno de los votos para ganar en el nuevo sistema presidencial.
En el plano político, Erdogan declaró abiertamente su preocupación por esta condición, y dejó que el parlamento se ocupara de ella. Mientras tanto, su socio en la Alianza Popular, Devlet Bahceli, líder del Partido del Movimiento Nacionalista, declaró su adhesión a la condición del 50% más uno, por considerarla la base de la legitimidad del sistema presidencial. Inmediatamente después de la declaración de Bahceli se celebró una reunión urgente entre los dos socios.
Bahceli teme perder la representación de su partido en el parlamento debido a la barrera del diez por ciento en la ley electoral, pero está comprometido con su alianza con el Partido AK. Sin embargo, por su insistencia en defender la mencionada condición respecto a las elecciones presidenciales, parece que abandona a su aliado Erdogan en uno de los momentos más difíciles que vive el AKP desde que llegó al poder en 2002.
Este artículo apareció por primera vez en árabe en Al-Quds Al-Arabi el 24 de noviembre de 2021
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