El agua es esencial para la vida, por lo que la situación es desoladora para la población de la Palestina ocupada, ya que Israel está robando las aguas subterráneas palestinas a medida que se apodera de cada vez más tierras palestinas para su anexión de facto mediante asentamientos ilegales en toda la Cisjordania ocupada. El Estado de ocupación controla las fuentes naturales de agua en los territorios palestinos ocupados; éste es uno de los aspectos más importantes de los menos evidentes del conflicto. El agua subterránea se extrae de las zonas palestinas y se bombea a las ciudades israelíes en beneficio de la ocupación racista y de apartheid que mata la vida y las personas. La seguridad del agua es vital para el futuro de los palestinos; sin ella, todos los sectores humanitarios, de desarrollo y económicos se ven afectados negativamente, cuando en cambio deberían beneficiarse de las capacidades palestinas. Por eso es importante que los palestinos controlen sus propias fuentes de agua si quieren que la sociedad y la economía se desarrollen y crezcan.
La comunidad internacional debe hacer que las autoridades de ocupación rindan cuentas por esta y otras violaciones contra los palestinos. Estos crímenes se están cometiendo abiertamente; todo el mundo los conoce, así que no hay excusa para no actuar. Israel se aprovecha de la falta de acción y sigue robando agua de los territorios palestinos ocupados, violando las leyes y resoluciones internacionales. El pueblo de la Palestina ocupada tiene derechos legítimos a la autodeterminación, a la acción internacional y a que se tomen las medidas necesarias para preservar sus fuentes y suministros de agua. Los procesos legales están disponibles; deben ser utilizados.
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La Autoridad Palestina del Agua, los organismos gubernamentales y los municipios de las ciudades palestinas deben desafiar el abierto desafío de Israel a la ley y los consiguientes abusos, activar la demanda de los derechos palestinos sobre el agua en los foros internacionales e insistir en la aplicación de las decisiones del Comité Económico y Financiero de la ONU (Segunda Comisión). Es importante señalar que el pueblo palestino tiene una soberanía permanente sobre sus recursos naturales en los territorios ocupados, incluido Jerusalén Este. Esta resolución afirma y apoya los derechos palestinos y condena las continuas violaciones israelíes en los territorios ocupados.
El pueblo palestino debe ser respaldado por la comunidad internacional para ejercer su derecho a la autodeterminación, incluido su derecho a acceder, controlar y beneficiarse del agua, tal y como determina la legislación palestina. Esto implica, naturalmente, el fin de todas las violaciones y robos de agua palestinos por parte de Israel.
La cuestión del agua supone un gran reto dado el crecimiento de la población, que se prevé que aumente hasta los 7,2 millones de personas en 2030, según el Programa de Medio Ambiente de la ONU. En 2030 habrá un déficit anual de agua en Cisjordania y la Franja de Gaza ocupadas de unos 92 y 79 millones de metros cúbicos respectivamente, a menos que se ponga fin al robo y al control del agua palestina por parte del Estado de ocupación colonial.
El pueblo palestino está comprometido con sus derechos, todos ellos, y no cederá ninguno. Tienen derecho a beneficiarse de su agua y a utilizarla adecuadamente sin ninguna interferencia de Israel. La Autoridad Palestina debe exponer al mundo entero lo que está haciendo el Estado de ocupación para que se ponga fin al robo de agua palestina y para que Israel rinda cuentas.
Este artículo apareció por primera vez en árabe en Addustour el 25 de noviembre de 2021
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