El conflicto de Palestina no tiene nada que ver con las percepciones del sentido común y de la opinión pública, que pretenden reducir su dimensión de lucha libertaria a una supuesta "guerra religiosa" o "terrorismo". Esas son las justificaciones que se utilizan para referirse al esfuerzo de la resistencia palestina por librarse de la opresión del apartheid sionista.
A finales de 2019 salió a la venta mi libro Palestina: do mito da terra prometida à terra da resistência. El libro demuestra que las cuestiones históricas y políticas del conflicto, que ha durado casi cien años, no son el resultado de una disputa político-religiosa entre judíos y palestinos.
En el libro demuestro que el conflicto forma parte de un contexto mundial que evolucionó a partir del surgimiento del sionismo internacional. El sionismo es un movimiento nacionalista judío de derechas creado en la Europa del siglo XIX que comenzó a reclamar Palestina como territorio para establecer un Estado judío, una aberración teocrática que se materializó con la fundación de "Israel" en mayo de 1948.
Los sionistas y sus apologistas utilizan todos los medios de comunicación e internet con sus redes sociales para concretar esta narrativa y lograr su objetivo de crear una "cortina de humo" en la búsqueda implacable de eliminar al pueblo palestino y su larga historia.
El "hogar nacional para los judíos" pretendido por los sionistas en 1897, o el Estado puramente judío, es una estrategia que incluye la expansión de los asentamientos judíos y la consiguiente limpieza étnica. Este movimiento se inició en 1948, después de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dividiera la Palestina secular en dos estados y posteriormente proporcionara las condiciones para la creación de un "estado" sin fronteras, constitución, gobierno y nación.
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La ONU es responsable de los medios políticos y del respaldo internacional al proyecto colonial sionista, promoviendo las condiciones que permitieron la aparición de este monstruo que adopta todas las formas de violaciones, racismo y genocidio en Palestina y en todo Oriente Medio. Los dirigentes israelíes no aceptaron ni respetaron los términos de la Resolución 181/1947, que preveía la creación del Estado palestino y otorgaba un estatuto especial a la ciudad santa de Jerusalén.
Tras la fundación de "Israel" en 1948, las milicias terroristas sionistas desencadenaron la ocupación de las tierras y casas palestinas mediante la expulsión y aniquilación física de sus propietarios. Este acontecimiento fue conocido como la Nakba, palabra árabe que designa la tragedia que se intensificó con la llamada Guerra de los Seis Días, una agresión terrorista de las fuerzas israelíes que tuvo lugar entre el 5 y el 10 de junio de 1967 y que ocupó la Franja de Gaza, el Sinaí (Egipto) y los Altos del Golán (Siria).
El objetivo principal del proyecto colonial de supremacía judía es el completo desarraigo y destrucción de Palestina en beneficio exclusivo de los judíos. Dicho proyecto pretende reconocer al Estado de Israel en todo el territorio de la Palestina histórica sin fronteras definidas y en permanente expansión, transformando lo que queda de Palestina en pequeñas islas de tierra como si se tratara de un mini-estado - pulverizado, rodeado y asfixiado por el ocupante por todos lados.Lo que Israel ha estado haciendo en los últimos 73 años es contradecir y vulnerar el derecho internacional al adoptar una política militarista, expansionista y colonialista en los territorios palestinos y la ocupación de territorios en los países árabes vecinos (Jordania, Siria, Egipto y Líbano).
Es notorio que el agresor ha sido Israel, que realizó ataques asimétricos contra Gaza y las fuerzas del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en 2008/2009, 2012, 2014, 2015, 2018 y en mayo de este año. Israel lo hace como una forma de legitimar la ocupación, ampliando ilegalmente el territorio del llamado "Estado judío". Mientras tanto, destruye la infraestructura de Gaza y crea el caos con el objetivo de debilitar la resistencia palestina que lleva 73 años luchando por los derechos, la dignidad y la existencia.
Una de las mejores definiciones de hacia dónde se dirige la situación de estancamiento, y hacia dónde fluirá este torrente, la dio el escritor Ilan Pappé, un israelí odiado por los sionistas, que defiende la idea de que el único régimen razonable parece ser un Estado democrático y laico para todos los habitantes de Palestina. Si no se encuentra esa solución, la tormenta en las fronteras de Israel aumentará con una fuerza aún mayor.
Según Pappé en el artículo "La solución de los dos Estados murió hace una década", los israelíes pueden ocupar el mejor camarote del Titanic, pero el barco sigue hundiéndose de todos modos. Esto se debe a que en todo el mundo árabe, la gente y los movimientos de resistencia están buscando formas de cambiar los regímenes arcaicos y las realidades políticas opresivas. Ese día también llegará para Israel.
El crecimiento de la impopularidad de Israel es evidente en todo el mundo. Las calles de varias ciudades de distintos países son escenarios frecuentes de manifestaciones de apoyo a la causa palestina y de repudio frontal a las acciones del apartheid sionista. Al mismo tiempo, las acciones de instituciones internacionales como la Corte Penal Internacional (CPI), que lanzó una investigación para indagar los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos contra la Franja de Gaza, son pasos positivos para la causa palestina.
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Se trata de acciones importantes en favor de los derechos legítimos de los palestinos. Sin embargo, todas las fuerzas que defienden la justicia y el respeto al derecho internacional deben exigir a sus países, y especialmente a la ONU, que ayuden a poner fin a la ocupación colonial israelí para que los palestinos puedan vivir con dignidad en su tierra ancestral de Palestina, con Jerusalén como capital.
Para el pueblo palestino, que ha luchado durante tantos siglos contra las ocupaciones, no importa cuánto tiempo permanezca el apartheid supremacista judío en su tierra porque los sionistas serán derrotados, incluso con todo el aparato militar y el apoyo de Estados Unidos que posee "Israel". Los palestinos están con la verdad y la justicia.
Los palestinos tienen un deseo abrumador de que se respeten sus derechos más legítimos. Lucharán hasta que sus derechos estén garantizados por la democracia, el derecho internacional y la justicia, y hasta que se prometa el derecho al retorno de los refugiados, la indemnización y la permanencia de todos en la tierra palestina.
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