Suecia se ha comprometido a aumentar su financiación y asistencia a la milicia kurda en Siria -las Unidades de Protección Popular (YPG)- hasta la asombrosa cifra de 376 millones de dólares en 2023, en una medida anunciada ayer por la ministra de Asuntos Exteriores sueca, Ann Linde.
Tras una reunión con el copresidente del Consejo Ejecutivo de la administración autónoma kurda, Linde expresó en Twitter su agradecimiento por la "sincera discusión con Ilham Ahmad [Consejo Democrático Sirio] sobre la situación en el noreste de Siria. Suecia sigue siendo [un] socio activo".
Hasta ahora, la ayuda de Suecia a las YPG y a las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) dirigidas por los kurdos ha alcanzado los 210 millones de dólares. El aumento de la financiación pretende ahora que alcance los 376 millones de dólares en 2023.
Las milicias kurdas del noreste de Siria llevan mucho tiempo intentando ganar legitimidad como fuerza autónoma en los territorios bajo su control, con el objetivo también de lograr el reconocimiento de las naciones occidentales, que han respaldado a las milicias como socios para luchar contra Daesh a lo largo del actual conflicto sirio.
Estados Unidos y los Estados miembros de la Unión Europea han enviado posteriormente numerosas delegaciones diplomáticas para reunirse con las milicias y su administración. En agosto de este año, las YPG también anunciaron que abrirían una oficina en la ciudad suiza de Ginebra, con el fin de fomentar las relaciones con Europa.
Sin embargo, ha surgido una creciente preocupación por el historial de derechos humanos de las milicias kurdas, con informes que revelan su reclutamiento forzoso de niños soldados, los disparos contra multitudes de manifestantes, y la tortura de activistas y el abuso de árabes étnicos en los territorios bajo su control.
Turquía ha criticado repetidamente a Linde por cooperar y ayudar a las milicias, que Ankara considera una rama de la organización terrorista designada, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Tras el aumento de la financiación de Suecia a las YPG, se espera que Turquía reitere su condena a los vínculos de Europa con las milicias.