Fuentes militares yemeníes han anunciado la muerte de catorce soldados sudistas tras un ataque lanzado el jueves por los hutíes contra localidades afiliadas a la Coalición Árabe. El ataque tuvo lugar dentro del distrito de Harad, en la gobernación de Hajjah, cerca de la frontera saudí.
Sudán es miembro de la Coalición Árabe liderada por Arabia Saudí en Yemen desde 2015 para apoyar al gobierno frente a los rebeldes cercanos a Irán. Ambas partes están implicadas en una sangrienta guerra que sumió al país en una de las peores crisis humanitarias del mundo.
Desde su toma de Saná en 2014, los rebeldes controlan la mayor parte del norte de Yemen, a pesar del apoyo de la coalición a las fuerzas gubernamentales yemeníes.
Sudán, uno de los países más pobres del mundo, envió decenas de miles de soldados, especialmente de origen Janjaweed, las antiguas milicias acusadas de atrocidades en la región de Darfur.
A finales de 2019, el Gobierno de transición sudanés, emanado de la revolución sudanesa, anunció que el número de soldados que operan en Yemen se había reducido de quince mil al inicio del conflicto a cinco mil.
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En enero de 2020, decenas de sudaneses se manifestaron en Jartum para exigir el regreso de sus familiares, que según ellos fueron reclutados por una empresa emiratí para ser enviados a Yemen y Libia a luchar.
Las Naciones Unidas estimaron que para finales de este año, la guerra en Yemen habría matado a 377.000 personas tras siete años de guerra, de las cuales 227.000 se debieron a causas indirectas del conflicto, como la escasez de agua dulce, el hambre y las enfermedades.
La guerra también ha provocado el desplazamiento de millones de personas. Más del 80% de la población, de unos 30 millones, depende de la ayuda internacional.