Las autoridades iraníes ejecutaron ayer al activista kurdo Haydar Kurbani tras condenarlo por varios cargos, entre ellos el de asesinato, y el de afiliación a un grupo armado, en referencia al es el Partido Democrático del Kurdistán (PDK).
La ejecución se llevó a cabo a pesar de la oposición internacional. Muchas organizaciones de derechos humanos consideraron a Kurbani un preso político y lanzaron campañas para su liberación.
"A la familia de Haider no se le permitió hacer una última visita a él, se le amenazó si iba a realizar una ceremonia de condolencia", dijo a la BBC Arsalan Yarahamdi, miembro de la junta directiva de la Organización de Derechos Humanos Hengaw.
Kurbani fue acusado de asesinar a tres guardias revolucionarios iraníes en 2016 cerca de su ciudad natal de Kamyaran, así como de secuestro, chantaje y amenazas a sus vecinos, según la agencia de noticias Tasnim.
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Tras su detención junto a su cuñado en septiembre de 2016, el canal anglófono del gobierno iraní Press TV emitió lo que describió como "confesiones" de Kurbani.
Los grupos de derechos humanos acusan a las autoridades de torturar a Kurbani para obligarle a confesar, y añaden que no ha tenido un juicio justo. Kurbani había negado previamente cualquier conexión con los asesinatos de los guardias y sus vínculos con partidos políticos.
Irán ha negado en repetidas ocasiones que se torture a los presos, diciendo: "La Constitución iraní prohíbe no sólo la tortura sino las confesiones resultantes de la misma, un juez no puede dictar una sentencia después de la tortura, hay penas severas para los autores".
Amnistía Internacional señaló que cuatro Estados de Oriente Medio: Irán, Egipto, Irak y Arabia Saudí, se encuentran entre los cinco países que llevaron a cabo el mayor número de ejecuciones del mundo en 2020.
Estos cuatro países llevaron a cabo el 88% de las ejecuciones, 483, según el informe de Amnistía.