Irán sospecha que el ataque a su central nuclear de Karaj del pasado mes de junio pudo haberse realizado mediante la piratería de las cámaras de vigilancia del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) situadas en el lugar.
Sin embargo, el jefe del OIEA, Rafael Grossi, rechazó la sugerencia como "absurda", insistiendo en que los monitores eran a prueba de manipulaciones y que, una vez instalados, no tenían medios de transmisión de datos a distancia.
La Organización de la Energía Atómica de Irán (AEOI) anunció ayer que las cámaras de vigilancia del OIEA se instalarán en pocos días en las instalaciones de Karaj, pero subrayó que el organismo de control nuclear de la ONU no podrá revisar las imágenes antes de que se levanten las sanciones.
El pasado mes de junio, Irán dijo que la instalación había sido objeto de un "ataque de sabotaje", y culpó a Israel del incidente.
Irán designó la planta de Karaj como escenario del crimen y no se permitió al OIEA sustituir las cámaras de vigilancia dañadas hasta la semana pasada.
Además, el OIEA no pudo recuperar las tarjetas de memoria de las cámaras destruidas en junio, y el viernes Grossi dijo que tenía "dudas" sobre una unidad de memoria de cámara desaparecida.
Las imágenes de las cámaras situadas en otros lugares sólo estarán a disposición del OIEA cuando se levanten las sanciones de Estados Unidos, ha dicho Irán.
Las conversaciones para reactivar el acuerdo nuclear de 2015 se reanudaron a finales de noviembre y el viernes los diplomáticos europeos advirtieron que estaban "llegando rápidamente al final del camino".
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