El líder de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, es posiblemente más aficionado a los cuentos de hadas que a la política. Su último discurso ante el Consejo Revolucionario de Fatah resume todo lo que está mal en su liderazgo: incompetencia, complicidad con Israel y con cualquier otra entidad política que ofrezca a la AP una pizca de seguridad y, sobre todo, una completa disociación de las realidades a las que se enfrentan los palestinos como resultado del colono-colonialismo de Israel y de la represión y explotación de la AP de la legítima resistencia anticolonial del pueblo.
"A pesar de la dificultad de las condiciones en las que vivimos", divagó Abbas, "hoy soy más optimista sobre el establecimiento del Estado de Palestina con Jerusalén como capital". No dio ninguna razón para su optimismo, aparte de que Jerusalén está en el centro de la lucha palestina. Pero si la AP ya ha dilapidado Jerusalén, como revelaron los "Papeles de Palestina" en 2011, la única relación que ve Abbas respecto a la ciudad es simbólica, junto con las oportunidades de explotar su significado y centralidad para la verdadera resistencia palestina.
Abbas culpó a la inacción internacional y a las políticas de Israel de "la sensibilidad del periodo que estamos viviendo." ¿Qué tal si añade que la AP fomenta ambas formas de opresión, mediante el compromiso de los dos Estados y la coordinación de seguridad con los israelíes? Su reciente reunión con el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, alentó ambas posturas. Con la AP completamente subyugada a las violaciones del derecho internacional por parte de Israel, que la comunidad internacional pasa por alto una y otra vez, ¿por qué iba a esperar Abbas cualquier forma de intervención cuando ya ha aceptado el consenso internacional para privar al pueblo palestino de su tierra, Palestina? Abbas habría estado bien situado para hablar en contra de las violaciones si se hubiera opuesto a ellas en primer lugar, pero la violencia de las propias fuerzas de seguridad de la AP contra el pueblo palestino atestigua lo contrario.
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Sólo dentro de sus filas de aduladores puede Abbas salirse con la suya con tonterías como su discurso, en el que, como es habitual, se apropió y explotó la retórica revolucionaria. "Desde el comienzo de la revolución, nos hemos enfrentado a muchas conspiraciones debido a nuestras posturas y nuestra resistencia... y porque no permitimos que nadie interfiera en nuestros asuntos y no nos permitimos interferir en los asuntos de nadie".
La resistencia anticolonial palestina se ha enfrentado a muchos reveses, muchos de ellos impuestos por la propia AP. ¿Y quién cree por un instante que Israel, Estados Unidos y la UE no "interfieren" en la Palestina ocupada? Abbas necesita su interferencia para sobrevivir. De hecho, la interferencia externa de Estados Unidos e Israel garantiza que la AP siga atrincherada en el timón de la política palestina, donde no merece estar. Esta interferencia funciona bien para la AP, porque la democracia sigue siendo un sueño lejano para el pueblo palestino. Además, los servicios de seguridad de la AP han sido bien entrenados -por el general estadounidense Keith Dayton; una injerencia más- para interferir en los derechos del pueblo palestino a la independencia y la autonomía reprimiendo la resistencia legítima a la ocupación israelí.
La agencia de noticias oficial de la AP, Wafa, no informó de ninguna estrategia que Abbas fuera a aplicar. Sería justo decir que más que la omisión de un periodista, el líder de la AP no tiene nada que ofrecer en el futuro, aparte de amenazas vacías que fracasan estrepitosamente, como su discurso de 2021 en la Asamblea General de la ONU, en el que dio a Israel un ultimátum sin sentido. Retorcer los hechos para llegar a una retórica tan explotadora indica un liderazgo que está tratando de ocultar su condición de acorralado. Sin ninguna inclinación a considerar al menos otras alternativas que no sean apaciguar a los actores externos y mentir a la opinión pública, la AP con Abbas a la cabeza es una gran conspiración política contra el pueblo palestino.
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