La pena de muerte se ha convertido en una práctica generalizada en Egipto, informa Madr Masr, ya que las ejecuciones en 2020 se triplicaron hasta superar las 130.
En un solo mes, octubre de ese año, se ejecutaron 53 personas, más que el número de personas ejecutadas en cada uno de los tres años anteriores.
El número de ejecuciones en la última década asciende a casi la mitad de las realizadas en el siglo pasado.
Egipto es uno de los principales ejecutores del mundo.
Durante meses, los defensores de los derechos han advertido de la creciente crisis de la pena de muerte en Egipto, y Amnistía Internacional la ha descrito como una "espeluznante oleada de ejecuciones", ya que los ahorcamientos han aumentado en un 300%.
La Iniciativa Egipcia para los Derechos de la Persona (EIPR, por sus siglas en inglés) ha afirmado que bajo el régimen de Mubarak se produjo una "suspensión práctica" de la pena de muerte.
Sin embargo, bajo el actual presidente Abdel Fattah Al-Sisi, el poder judicial ha dictado la pena de muerte en masa, lo que según Madr Masr es una "venganza política".
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También ha aumentado el número de sentencias de muerte dictadas contra presos condenados por delitos penales.
El alarmante aumento de las ejecuciones en Egipto ha podido tener lugar gracias a la creación de los tribunales de circuito de terrorismo en 2013, que estipularon que el castigo por delitos de terrorismo se ampliara de la cadena perpetua a la pena de muerte.
La ley antiterrorista, aprobada por Al-Sisi, utiliza un lenguaje vago para definir el terrorismo, incluyendo cualquier cosa que afecte a la seguridad de la sociedad.
En Egipto, actualmente hay 100 delitos que se castigan con la pena de muerte.
Por ley, las familias tienen derecho a ver a sus seres queridos el día antes de su ejecución, pero muchas no reciben ningún aviso.
En 2020, el padre Isaiah fue ejecutado sin previo aviso tras una confesión por la que fue torturado. A su familia no se le avisó de la ejecución, sólo lo supieron cuando las autoridades llamaron a su hermano y le pidieron que fuera a recoger el cuerpo.
Desde mediados de agosto del año pasado no se han registrado ejecuciones en la horca en Egipto, un descenso significativo que podría deberse a la reducción de la práctica o a un mayor control de los medios de comunicación para intentar limitar las críticas internacionales, según el EIPR.