La represión y el miedo están impidiendo que los agentes de poder tradicionales de Arabia Saudí intenten desbancar al príncipe heredero Mohammad Bin Salman, afirma un artículo de The Economist. Se dice que los eruditos religiosos, los príncipes de la Casa de Saud en el poder y los saudíes de a pie están enfurecidos por las reformas introducidas por el príncipe, y se afirma que nada les gustaría más que derrocar o incluso asesinar al líder de facto del Reino, de 36 años.
Los religiosos tradicionales se denominan en el artículo "salafistas" y tienen mucho de qué quejarse. Se dice que Bin Salman ha roto una alianza entre ellos y la Casa de Saud que se remonta a tres siglos atrás. Con su imposición de sermones, la reducción del poder de la policía religiosa y las detenciones de predicadores populares, el príncipe habría socavado lo que ha sido un pilar clave del Estado saudí.
Muchos miembros de la realeza están igualmente molestos. Su poder para solicitar al rey el acceso al dinero de las arcas saudíes ha disminuido. Señalando el chanchullo de 2017, cuando Bin Salman encerró a príncipes saudíes ricos en el hotel Ritz Carlton de Riad, el autor anónimo en The Economist sostiene que se ha vuelto más difícil para los miembros de la realeza acaparar comisiones en contratos gubernamentales. En general, dicen, Bin Salman ha convertido un sistema de política algo consensuado en un gobierno unipersonal.
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Mientras tanto, los ciudadanos saudíes de a pie están enfadados por el ritmo de los cambios en el Reino. En los viejos tiempos, "si denunciaba a mi hija por salir de noche sin mi permiso, me la devolvían esposada", dice un ex soldado. "Ahora, si intentas detenerla, se queja a la policía y te detienen".
En lugar de sustituir el fanatismo religioso por la moderación, algunos saudíes creen que el príncipe está desechando la religión por completo. "Como en Europa, está echando a Dios con la iglesia", afirma un místico sufí de Medina.
También hay un creciente descontento en la comunidad empresarial, que se siente privada de oportunidades por Bin Salman. Se quejan de que está utilizando el vasto fondo soberano del Reino y otras entidades reales para desplazar al sector privado. Para empeorar las cosas para el sector empresarial, las subvenciones han disminuido, mientras que los impuestos, las tasas y las multas han aumentado.
El artículo predice que esto podría acabar en lágrimas para el príncipe. Algunos creen que la clase religiosa no se quedará callada para siempre; muchos se preguntan si Arabia Saudí se dirige hacia una revolución al estilo de la de Irán en 1979, dirigida por los mulás, cuyos homólogos ocupaban un lugar similar en la sociedad iraní. Si ese descontento crece, incluso el asesinato es una posibilidad. Un antiguo alto funcionario invocó el recuerdo del rey Faisal, que fue asesinado por su sobrino en 1975. "El príncipe Mohammad sabe lo que la familia puede hacer", dijo.
En conclusión, el artículo decía que tales resultados radicales y trágicos son improbables por el momento sólo porque el príncipe heredero Mohammad ha sido muy eficaz en su represión de la disidencia.