Crece el temor por unos 850 niños, posiblemente de hasta nueve años, atrapados en una prisión del noreste de Siria tras un ataque perpetrado por combatientes del Daesh.
El pasado jueves, varios prisioneros del Daesh se escaparon tras la detonación de un coche bomba en el perímetro de la prisión y la embestida de vehículos contra los muros de la misma.
Los presos salieron a los pasillos, dominaron y mataron a varios guardias y escaparon de la prisión, según las noticias.
Los militantes trataban de liberar a unos 3.500 prisioneros del Daesh retenidos allí y, en el proceso, tomaron como rehenes a un grupo de niños para utilizarlos como escudos humanos.
La mayoría de los chicos atrapados en la violencia de esta semana en la prisión proceden de docenas de países extranjeros, así como de Siria e Irak.
El año pasado, Human Rights Watch afirmó que unos 43.000 hombres, mujeres y niños extranjeros vinculados a Daesh estaban detenidos ilegalmente en condiciones que ponían en peligro su vida en el noreste de Siria.
Las Fuerzas Democráticas Sirias dirigidas por los kurdos y las tropas estadounidenses asaltaron la prisión para recuperar el control, poniendo a los niños que se encontraban dentro en "riesgo inmediato", según UNICEF.
Un joven australiano de 17 años dijo que fue herido en la cabeza en medio de los esfuerzos para recapturar la prisión y fue testigo de cómo sus amigos, uno de 15 y otro de 14 años, fueron asesinados a tiros delante de él.
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Las Fuerzas de Autodefensa afirman que unos 550 militantes se han rendido y que 220 personas han muerto.
En el testimonio de audio desde el interior de la prisión se puede escuchar a un niño suplicando ayuda: "Aquí no hay médicos que puedan ayudar. Hay mucha gente muerta delante de mí".
La directora asociada de la División de Crisis y Conflictos de Human Right Watch, Letta Tayler, escribió en Twitter que había hablado con varios ciudadanos extranjeros dentro de la prisión que temen que les disparen si salen.
Las personas atrapadas en el interior están pidiendo a la ONU que negocie su salida segura, mientras que un ciudadano estadounidense de 18 años pidió comida y agua tras seis días sin comer.
Según el hilo de Letta Tayler, hay un brote de tuberculosis en la prisión y ahora todos los pacientes están mezclados con los demás.
"Todos los implicados en los combates en la prisión de Guweiran tienen la responsabilidad de proteger a estos niños de cualquier daño", ha declarado la directora de respuesta de Save the Children en Siria, Sonia Khush.
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"Les instamos a que tomen todas las medidas posibles de inmediato para garantizar que estos niños puedan salir con seguridad".
"La responsabilidad de cualquier cosa que les ocurra a estos niños también está en la puerta de los gobiernos extranjeros que han pensado que pueden simplemente abandonar a sus nacionales infantiles en Siria. El riesgo de muerte o lesiones está directamente relacionado con la negativa de estos gobiernos a llevarlos a casa", añadió Khush.
"Todos los niños extranjeros deben ser repatriados -con sus familias- sin más demora. La comunidad internacional no puede tener la sangre de ninguno de estos niños en sus manos."