La BBC se enfrenta a su mayor crisis en años, incluyendo despiadados recortes presupuestarios, después de que el gobierno británico anunciara que congela la financiación de la corporación durante los próximos dos años antes de suprimir el canon de televisión en 2027. El canon es la fuente de ingresos de la BBC.
Habiendo trabajado para la cadena como periodista en varias ocasiones, debo admitir que estoy en conflicto por todos los medios de vida que están en juego. Sin embargo, me pregunto si se trata de una venganza por las cosas poco decentes que ha hecho la BBC en los últimos años.
Una cuestión que me viene inmediatamente a la mente es la forma en que la corporación informa sobre asuntos relacionados con la Palestina ocupada. Soy uno de los muchos que han visto por sí mismos el impacto de la crisis humanitaria en la asediada Franja de Gaza y me resulta difícil olvidar que en enero de 2009 la BBC se negó a emitir un llamamiento de ayuda para los palestinos en nombre del Comité de Emergencia de Desastres (DEC).
A finales de diciembre de 2008, las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron una ofensiva militar que acabó con la vida de más de 1.400 palestinos, principalmente civiles, y destruyó las infraestructuras del asediado enclave. La BBC emitió un escueto comunicado en respuesta a la hostil reacción pública a su decisión, y afirmó que quería "evitar cualquier riesgo de comprometer la confianza del público en la imparcialidad de la BBC".
Mi difunto amigo y mentor político Tony Benn estaba furioso. En el programa insignia de la BBC "Today" en Radio 4, exclamó: "Con 50 libras se podría dar un paquete de comida a una familia durante un mes. Hay un millón y medio de personas en Gaza sin agua, saneamiento, cobijo o electricidad; 1.330 han muerto, hay 5.450 víctimas; 460 niños. Lo que voy a hacer ahora es hacer el llamamiento yo mismo". Benn no tardó en dar los datos bancarios y la dirección del llamamiento de DEC en directo.
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El periodista de la BBC Ed Stourton intentó en vano que el político de 83 años no repitiera los datos del llamamiento, pero el veterano defensor de la justicia y de los palestinos respondió: "Voy a seguir repitiéndolo hasta que me echen del estudio".
Miles de personas estaban igualmente enfadadas y salieron a la calle frente a los estudios de la BBC en toda Gran Bretaña en señal de protesta; se enviaron unas 15.000 quejas a la corporación. La gente exigía saber por qué la BBC castigaba a los hombres, mujeres y niños de Gaza negándose a emitir el llamamiento, que ya había emitido antes. Mientras tanto, los canales británicos Channel 4, Channel 5 e ITV sí emitieron el llamamiento de dos minutos y se recaudaron casi 5,5 millones de libras en la primera semana.
El director general de la BBC en ese momento era Mark Thompson. Dejó de lado las imágenes de la horrible devastación de Gaza por parte de Israel, que la BBC no tenía problemas en transmitir en todos los boletines de noticias, pero aún así insistió en que el llamamiento de DEC violaría las directrices de imparcialidad e incluso reduciría la "confianza del público" en la corporación. "Inevitablemente, un llamamiento utilizaría imágenes iguales o similares a las que utilizaríamos en nuestros programas informativos, pero lo haría con el objetivo de fomentar las donaciones del público", explicó Thompson. "El peligro para la BBC es que esto podría interpretarse como una toma de posición política en una historia en curso".
Gracias a este tipo de actitud mostrada por la BBC a lo largo de los años, el público ha perdido efectivamente su confianza en una emisora sin carácter que prefiere proteger a Israel y al gobierno británico, que vende armas al Estado sionista incluso mientras bombardea zonas civiles en Gaza.
Por supuesto, no es sólo su sesgo pro-israelí lo que molesta a mucha gente, pero la posición de la BBC sobre Israel y Palestina parece estar notable y sistemáticamente sesgada. El año pasado, una unidad de seguimiento de los medios de comunicación del Consejo Musulmán de Gran Bretaña puso de manifiesto la parcialidad de la cobertura de los medios de comunicación sobre Palestina en un informe contundente. Se prestó especial atención a los informes de la BBC sobre la violencia contra los palestinos, en los que la BBC decía que estos últimos simplemente "murieron", mientras que los israelíes "fueron asesinados". Es una gran diferencia: todos vamos a morir, pero relativamente pocos serán asesinados.
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El difunto periodista Robert Fisk describió la cobertura de la BBC sobre Israel como "rastrera" tras la ofensiva militar de 2008-9 contra los palestinos en Gaza. Otro veterano periodista, John Pilger, calificó a Israel de "máquina de mentir". La entrevista de Pilger se emitió, como era de esperar, no en la BBC, sino en el programa de RT "Going Underground".
Hace unos días, la BBC Árabe mostró una falta de juicio e imparcialidad similar cuando produjo una historia basada en algunos comentarios de usuarios comunes de Twitter que criticaban al Movimiento de Resistencia Islámica Palestina, Hamás. Esto provocó la ira del editor del sitio de noticias musulmán británico 5 Pillars. "La versión inglesa del ridículo artículo de la BBC árabe", tuiteó Roshan Saleh el 29 de enero. "Esto es lo que llaman periodismo: escuchar un espacio en Twitter de gente que critica a Hamás y luego hacer un artículo".
Mientras que la BBC sigue siendo alabada por su cobertura dramática y deportiva, su cobertura burlona, mezquina y sesgada de Palestina le ha costado mucho su credibilidad. Para empeorar las cosas, su cobertura del resto del mundo musulmán está teñida de matices coloniales.
En el momento de escribir este artículo, unas 130.000 personas han firmado una petición para "salvar a la BBC". Compárese con la petición que insta a la Reina a rescindir el título de caballero de Tony Blair, que ha sido firmada por 1.132.889 personas. La posibilidad de que la BBC se convierta en un medio de comunicación muy diferente, o incluso que desaparezca por completo, no está agitando al público británico; hay una clara falta de indignación sobre el futuro de la corporación.
La BBC solía ser vista en todo el mundo como el estándar de oro del periodismo, pero ya no. Al igual que un pescado podrido, la decadencia comienza desde la cabeza hacia abajo. Se necesita una introspección seria antes de que la BBC intente apelar a nuestros corazones en lugar de a nuestras cabezas y pedir ayuda.
Las noticias sesgadas y el periodismo tendencioso que favorece a los opresores en lugar de a los oprimidos no merecen ser salvados, en mi opinión. Si alguien tiene alguna duda al respecto, basta con recordar la negativa a ayudar a la DEC a buscar la tan necesaria ayuda para una catástrofe humanitaria completamente provocada por el hombre.
Es posible que los ejecutivos actuales de Broadcasting House no recuerden lo que ocurrió en 2009, pero deberían hacerlo, y rápidamente, porque esa decisión sesgada e insensible de Mark Thompson puede volver a atormentar a la corporación.
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