Amnistía Internacional hizo públicas el miércoles las conclusiones de una detallada investigación realizada durante los últimos cuatro años. Concluyó que el Estado ocupante impone "un sistema de opresión y dominación contra los palestinos" en todos los territorios palestinos bajo su control, tanto los ocupados en 1948 como los de 1967.
El grupo de derechos humanos, con sede en Londres, declaró que Israel hace esto "para beneficiar a los israelíes judíos", y señaló que "esto equivale al apartheid prohibido por el derecho internacional". Amnistía es la tercera gran organización de derechos humanos, después de B'Tselem y Human Rights Watch, que denuncia el apartheid israelí desde enero del año pasado.
"Las leyes, políticas y prácticas destinadas a mantener un cruel sistema de control sobre los palestinos, los han dejado fragmentados geográfica y políticamente, frecuentemente empobrecidos y en un estado constante de miedo e inseguridad", afirmó Amnistía.
Al presentar las conclusiones en una conferencia de prensa en Jerusalén, la secretaria general de Amnistía, Agnès Callamard, dijo: "Tanto si viven en Gaza, Jerusalén Oriental y el resto de Cisjordania, como en el propio Israel [las partes de Palestina ocupadas en 1948], los palestinos son tratados como un grupo racial inferior y se les priva sistemáticamente de sus derechos. Las crueles políticas de segregación, despojo y exclusión de Israel en todos los territorios bajo su control equivalen claramente a un apartheid."
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La organización pidió "a Estados Unidos, a la Unión Europea y a sus Estados miembros y al Reino Unido, pero también a los Estados que están reforzando sus vínculos [con Israel] -como algunos Estados árabes y africanos- [que] reconozcan que Israel está cometiendo el delito de apartheid y otros delitos internacionales".
También pidió a los países que "utilicen todas las herramientas políticas y diplomáticas para garantizar que las autoridades israelíes aplican las recomendaciones expuestas en este informe y que revisen cualquier tipo de cooperación y actividades con Israel para garantizar que no contribuyen a mantener el sistema de apartheid".
Como ocurrió cuando el grupo de derechos israelí B'Tselem dijo en enero del año pasado que las políticas israelíes están diseñadas para imponer "la supremacía judía desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo", el informe de Amnistía provocó una grave reacción del Estado de ocupación y sus aliados en Occidente. Lo mismo ocurrió cuando Human Rights Watch repitió la acusación de "apartheid" en abril de 2021.
Al comentar las conclusiones de Amnistía, el embajador de Estados Unidos en Israel, Tom Nides, como era de esperar, tuiteó: "Vamos, esto es absurdo. Ese no es el lenguaje que hemos utilizado ni utilizaremos". Según Reuters, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, Christopher Burger, dijo: "Rechazamos expresiones como apartheid o un enfoque unilateral de las críticas a Israel. Eso no ayuda a resolver el conflicto en Oriente Medio".
El portavoz principal del servicio diplomático de la UE, Peter Stano, dijo que la UE presta "toda la atención necesaria" a Amnistía, pero que la única medida práctica que se está adoptando es seguir "vigilando de cerca" la evolución de los acontecimientos en Israel y los territorios palestinos ocupados. Recordó a todos los actores de la región que deben respetar el derecho internacional humanitario y la legislación internacional sobre derechos humanos. La UE tiene una enorme influencia económica sobre Israel, pero se niega a utilizarla para poner fin a la brutal ocupación militar de Palestina.
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¿Por qué Estados Unidos y otros países de Occidente se niegan a ver lo que es bastante obvio para el mundo y aceptan que Israel es un Estado de apartheid, según la definición legal del crimen de apartheid? Amnistía ha dejado claro que no comparó a Israel con el apartheid sudafricano; que su evaluación se basó en el derecho y las convenciones internacionales.
Como viene siendo habitual, el funcionario de la UE habló de boquilla de lo que está ocurriendo sobre el terreno, pero no anunció ninguna acción concreta contra un Estado que incumple claramente el derecho internacional. Un periodista que se encontraba en la sala de reuniones del Departamento de Estado de EE.UU. tenía razón al exponer la hipocresía de Washington al aceptar las conclusiones de Amnistía sobre otros países, como China, Cuba y Rusia, por ejemplo, pero rechazar las últimas conclusiones sobre Israel.
Un rápido vistazo a los países que siguen el ejemplo de Estados Unidos muestra que todos están implicados de una forma u otra en la criminal ocupación sionista de Palestina, algunos de ellos desde sus primeros días. Después de todo, Israel fue creado como un "bastión" de Occidente, el mismo Occidente que destruyó el Califato islámico en todo Oriente Medio, creó Estados clientes en su lugar y utiliza a Israel para mantener esa desunión como norma regional. Esa es una de las razones por las que los gobiernos de Washington, Londres, París y Berlín hacen la vista gorda colectivamente ante las frecuentes masacres de palestinos por parte de Israel.
Amnistía califica a Israel de Estado de apartheid - Caricatura [Sabaaneh/Monitor de Oriente]
Sin embargo, no todo está perdido. Mucha gente puede ver a través de esta hipocresía. Oliver McTernan, director de la ONG londinense Forward Thinking, dijo que informes e investigaciones sobre derechos humanos como el publicado por Amnistía, plantean "importantes preocupaciones" sobre el trato que Israel da a los palestinos. "Esto no puede ser ignorado... Lamentablemente, Estados Unidos y Europa tienen miedo de reconocer los hechos, ya que están lejos de la realidad [que los palestinos] tienen que enfrentar cada día".
La activista británica Sarah Wilkinson fue más contundente en sus observaciones. "La máquina de propaganda israelí es extremadamente sucinta, bien financiada y poderosa dentro de los gobiernos occidentales, especialmente en Estados Unidos, y las organizaciones de presión pro-Israel donan literalmente millones de dólares a los candidatos políticos federales de Estados Unidos". Recordó que EE.UU., Canadá y Australia -todos ellos ávidos partidarios del apartheid israelí- "han enterrado literalmente sus sustanciales crímenes contra los pueblos indígenas", que existían incluso antes de que estos países nacieran. Tales crímenes no suelen incluirse en los libros de texto y los planes de estudio de las escuelas públicas. "Para ellos, oponerse a la parodia colonial de los colonos israelíes, es despertar y admitir su propia historia sangrienta. Estos países, incluida Gran Bretaña, han construido sus "exitosas" democracias sobre la base de asesinatos, masacres, subyugación y dominación."
Estados Unidos y los demás aliados occidentales de Israel "son culpables de atroces crímenes contra la humanidad", añadió Wilkinson. "Sería ilógico que condenaran a un gobierno culpable de los mismos crímenes atroces". Además, en realidad son "cómplices" de los crímenes de Israel contra los palestinos.
Si aceptaran las conclusiones independientes a las que han llegado Amnistía Internacional, B'Tselem y Human Rights Watch de que Israel es un Estado de apartheid, entonces estos Estados occidentales tendrían que admitir y aceptar su propia culpabilidad, algo que su arrogancia (y las generosas "donaciones" del lobby pro-israelí) simplemente no les permitirán hacer. Por eso no aceptan el hecho de que el Estado colono-colonial de Israel es, y siempre ha sido, un Estado de apartheid.
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