El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) afirmó ayer que todavía hay menores detenidos en la prisión de Al-Sina'a, en el noreste de Siria, que fue atacada por el Daesh el mes pasado.
Los grupos internacionales de derechos, entre ellos Save the Children y Human Rights Watch (HRW), han dicho anteriormente que 700 niños estaban en la prisión de Al-Sina'a, en la gobernación de Hasakah, antes del ataque del Daesh del 20 de enero.
Muchos de los menores detenidos, con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años, tienen familiares adultos dentro de la prisión y fueron trasladados desde los campos de desplazados cercanos que albergan a miles de hijos de militantes del Daesh.
"UNICEF se reunió con algunos de los niños que siguen detenidos en el centro de detención de Ghwayran", dijo la organización internacional en un comunicado.
"A pesar de algunos de los servicios básicos que se han puesto en marcha, la situación de estos niños es increíblemente precaria", añadió, sin especificar cuántos menores siguen detenidos.
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Por su parte, el portavoz de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por los kurdos, Farhad Shami, dijo a la AFP que "cientos" de menores seguían retenidos en Ghwayran. Se negó a dar una cifra exacta de cuántos estaban detenidos.
"Se les mantiene en un lugar seguro", dijo.
UNICEF dijo que estaba trabajando para proporcionar inmediatamente atención a los menores y confirmó que "está listo para ayudar a apoyar un nuevo lugar seguro en el noreste de Siria para cuidar de los niños más vulnerables."
El domingo, las Fuerzas de Autodefensa dijeron en un comunicado que UNICEF era la primera agencia de la ONU a la que se le concedía permiso para visitar la cárcel desde el ataque, y añadió que había proporcionado a la delegación información sobre la situación de los adolescentes vinculados a Daesh.
Un vídeo de la visita publicado en las redes sociales mostraba a una docena de chicos, muchos de ellos cubiertos con mantas, en una celda de la prisión.
Las autoridades kurdas acusaron repetidamente a la comunidad internacional de no apoyar los esfuerzos para rehabilitar y repatriar a estos menores.