La evolución de los acontecimientos entre Turquía e Israel tras las recientes llamadas telefónicas entre sus dirigentes, y el anuncio de que el presidente israelí visitará Ankara en breve, hacen que sea urgente debatir los sentimientos dentro del Estado de ocupación sobre el acercamiento a los turcos. Es necesario comprender la naturaleza de los actores israelíes y su impacto en la posibilidad de ese deshielo en las relaciones, en lugar de que se limiten a conversaciones mediáticas. Esto ayudará a desentrañar los motivos de las partes políticas y de seguridad de cada lado.
Los israelíes saben, en general, que fue el presidente Recep Tayyip Erdogan quien tomó la iniciativa de mejorar las relaciones bilaterales pensando en las elecciones presidenciales del próximo año, que quiere ganar a toda costa, aunque eso incluya dar marcha atrás en su anterior postura de atacar a Israel en los foros internacionales. Erdogan también desea restaurar sus relaciones con Washington, que Israel sabe que no están en su mejor momento. Turquía entiende que una de las rutas hacia Washington pasa por Tel Aviv.
Los vínculos económicos entre Turquía e Israel siguen siendo relativamente activos, a pesar de que los indicadores turísticos no han cambiado y las relaciones políticas son tensas. Lo más importante es que Erdogan quiere volver a la política de "cero problemas" llevada a cabo por su anterior ministro de Asuntos Exteriores, Ahmet Davutoglu. Esto es evidente en la normalización de sus relaciones no sólo con Israel, sino también con Egipto, los EAU y Arabia Saudí.
El acercamiento entre Israel y Turquía está siendo respondido por una serie de posiciones aparentemente variadas dentro de los círculos políticos y de seguridad de Tel Aviv. El primer ministro, Naftali, el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, y el ministro de Defensa, Benny Gant, no suelen expresar claramente sus posiciones. Sin embargo, en algunas ocasiones, Bennett ha celebrado el restablecimiento de las relaciones con Turquía, aunque sin mucho entusiasmo, y Lapid ha hablado con su homólogo en Ankara, Mevlut Cavusoglu.
Así, el gobierno israelí ha dejado que el presidente Isaac Herzog tome la iniciativa, y ha mantenido tres conversaciones telefónicas con Erdogan en los últimos seis meses. El presidente de Israel es un cargo ceremonial sin función ni poderes políticos, pero su titular es utilizado ocasionalmente para tareas oficiales. Por ejemplo, Herzog se ha puesto en contacto con el presidente palestino Mahmoud Abbas, con el rey de Jordania Abdullah II y con el príncipe heredero de Abu Dhabi Mohammed Bin Zayed, nada de lo cual podría haber ocurrido sin la aprobación de Bennett.
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Erdogan tiene lo que puede describirse como "química personal" con Herzog, entre otras cosas porque pertenece al centro-izquierda de Israel. No muestra ninguna agresión abierta hacia los turcos ni tampoco hacia los palestinos. De ahí que Turquía lo considere un interlocutor aceptable.
Hasta la fecha, el gobierno israelí ha respondido a los movimientos de Turquía con respuestas positivas, pero todavía por debajo de las expectativas de Ankara. Parece como si Israel se contentara con pasar del "estancamiento" al "frío" sin pasar al "calor". Tal vez no se den las condiciones adecuadas o crea que Erdogan busca el acercamiento por razones tácticas y no como parte de un cambio estratégico en la relación; Israel también cree que el presidente turco tiene posiciones políticas cambiantes.
El verdadero indicador puede estar en el nivel de seguridad y militar. Los funcionarios israelíes de seguridad y militares quieren frenar cualquier movimiento político impulsivo hacia Turquía, y están tratando de evaluar la reacción de sus homólogos turcos hacia una serie de demandas que se hicieron, especialmente las relacionadas con la posición de Ankara sobre Hamás y la presencia del movimiento en Turquía.Tal vez Israel no esté apurando sus relaciones con Turquía para no enfadar a sus aliados en el Mediterráneo, especialmente Egipto, Grecia y Chipre, ninguno de los cuales mantiene relaciones cálidas con Ankara. Cualquier acercamiento a Turquía no será a costa de los vínculos de Israel con ellos.
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Además, no hay consenso entre los funcionarios de seguridad y los políticos israelíes sobre el futuro del acercamiento a Turquía. Por tanto, sólo podemos especular sobre lo que puede deparar el futuro inmediato, incluida la visita de Herzog a Ankara. Es probable que se produzca una pausa en la hostilidad pública de Turquía hacia Israel en relación con la situación sobre el terreno en los territorios palestinos ocupados. Sin embargo, esto puede no ser cierto si la situación se deteriora, ya sea en forma de una ofensiva militar contra Gaza o un aumento de los ataques de los colonos a la mezquita de Al-Aqsa. También es probable que aumenten las comunicaciones extraoficiales entre los funcionarios de seguridad de Tel Aviv y Ankara.
La visita de Herzog se ha pospuesto hasta mediados de marzo, y será puramente ceremonial. Aunque no se firmará ningún acuerdo o trato, abrirá la puerta a movimientos turcos en la dirección opuesta. Sentará las bases para el regreso de los embajadores a las respectivas capitales, y tal vez -sólo tal vez- conduzca a una visita recíproca del presidente turco a Tel Aviv, similar a sus visitas a Abu Dhabi y Riad.
Nada de esto significa que la relación turco-israelí esté en un camino de acercamiento gradual e inevitable. La ralentización israelí puede provocar a los turcos y devolverla al punto en el que se encontraba, a pesar de las actitudes positivas de ambas partes, aunque éstas aún pueden impulsar todo el proceso. No obstante, Ankara puede iniciar y buscar la mejora de las relaciones, pero Israel sigue dudando.
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