Cientos de personas protestaron el fin de semana en Atenas contra la política del gobierno respecto a los refugiados en la frontera greco-turca.
La semana pasada, las autoridades turcas encontraron los cadáveres de 19 personas que habían sido despojadas y empujadas a Turquía y que luego murieron congeladas en Ispala, una pequeña ciudad cercana a la frontera griega. Esto ocurrió mientras la peor tormenta de nieve que ha afectado a la región en una década cubría de nieve tanto a Turquía como a Grecia.
Este fin de semana, 300 manifestantes se dirigieron al consulado griego en Estambul para protestar por las muertes, con una pancarta que decía: "Cerremos las fronteras al racismo, abramos a la humanidad".
La Agencia de la ONU para los Refugiados dijo estar "conmocionada y profundamente angustiada" por las informaciones sobre las 19 muertes.
Las autoridades griegas negaron haber empujado a los refugiados hacia atrás y dijeron que nunca llegaron a la frontera.
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En noviembre del año pasado, Grecia fue acusada de llevar a cabo el mayor rechazo en años después de mantener a casi 400 solicitantes de asilo en un barco en el mar durante cuatro días en lugar de llevarlos a un puerto seguro cuando su barco envió una señal de socorro.
Finalmente, los guardacostas griegos se vieron obligados a dejarlos desembarcar en la isla de Kos.
Las autoridades llevan a cabo acciones de expulsión para desincentivar la entrada de personas en un país y pueden suponer el bloqueo de las embarcaciones hasta que se queden sin combustible y sean remolcadas de nuevo a aguas turcas.
La propuesta del gobierno británico de hacer retroceder por la fuerza a los refugiados que intenten cruzar el Canal de la Mancha ha sido criticada por el Comité Conjunto de Derechos Humanos.
El comité pidió al gobierno que "cambie de enfoque" y "dé prioridad a las medidas para garantizar la seguridad de la vida en el mar".
Las organizaciones benéficas han pedido constantemente a los gobiernos que ofrezcan rutas seguras para los refugiados, ya que el aumento de las restricciones fronterizas y los rechazos han obligado a las personas a tomar rutas más arriesgadas.
Turquía es un importante trampolín para las personas procedentes de Oriente Medio, Asia y África que se dirigen a Europa, y muchas de ellas cruzan la frontera terrestre del noroeste o utilizan botes inflables para llegar a las islas griegas del Egeo.