"No hay plan B". El eslogan favorito del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, se coló en su discurso en la sesión inaugural del Comité de la ONU para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino. Su discurso fue un recordatorio de que, a pesar de todos los discursos sobre la independencia y los derechos, los palestinos seguirán subyugados al Plan de Partición de 1947, que fue fundamental para negarles su tierra.
El Comité se fundó en noviembre de 1975, supuestamente porque la Asamblea General de la ONU estaba preocupada por el prolongado proceso para alcanzar una resolución. Su mandato consiste en "examinar y recomendar a la Asamblea General un programa de aplicación destinado a permitir al pueblo palestino ejercer los derechos" que incluyen la autodeterminación, el derecho a la independencia y la soberanía nacionales y el derecho de los palestinos a regresar a sus hogares.
Sin embargo, con el Plan de Partición de 1947, los derechos inalienables del pueblo palestino se convirtieron en una retórica diplomática a la que los palestinos debían acomodarse. Así, mientras que la resolución de la ONU que dio origen al Comité pretendía dar autonomía a los pensamientos políticos, está en deuda con la colonización israelí y la complicidad de la ONU.
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Guterres no pudo ser más claro al respecto. "La promesa de la independencia del Estado palestino sigue sin cumplirse", afirmó. Y para asegurarse de que nunca se cumplirá, Guterres volvió a descartar cualquier alternativa, especialmente la descolonización. Por el contrario, Guterres se mostró "alentado por el reciente compromiso entre altos funcionarios israelíes y palestinos", conversaciones que se basaron en la promoción y el fortalecimiento de la coordinación en materia de seguridad, al tiempo que se garantizaba que la Autoridad Palestina mantuviera su control sobre la Cisjordania ocupada. Brevemente, Guterres se siente alentado por el ciclo que impide la autodeterminación, la independencia y el derecho al retorno de los palestinos, porque la AP no defiende ninguna de las dos cosas, al igual que Israel.
"Los enfoques fragmentarios de la cuestión de Palestina sólo garantizarán que las cuestiones subyacentes que perpetúan el conflicto sigan sin abordarse", declaró Guterres. Si tuviera que rendir cuentas por su discurso, la propia ONU estaría en el punto de mira por aplicar un enfoque fragmentario. Por un lado, Israel está colonizando lo que queda de tierra palestina con total impunidad. Mientras tanto, el enfoque de la ONU consiste en intensificar el paradigma humanitario, que aborda retazos de las consecuencias coloniales sin atribuir responsabilidad al autor. De ahí la petición de aumentar la financiación del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (OOPS), porque cargar al OOPS con la cuestión de la prestación humanitaria permite a la comunidad internacional mantener la farsa de los comités que supuestamente promueven la independencia palestina. De hecho, la ONU ha cumplido la tarea de ir en contra de sus declaraciones de erradicar la colonización a costa del pueblo palestino.
Palestina ha sido devastada por este enfoque. Si la ONU, incluido el Comité de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino, abordara la cuestión de la colonización sionista, que es la cuestión subyacente, entonces Guterres no tendría otra opción que pedir un Plan B de acuerdo con las demandas palestinas. Entonces, tal vez, el Comité podría cumplir su mandato, si se reconoce el fraude del Plan de Partición de 1947.
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