En 2017, la administración Trump anunció su retirada de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), citando "los crecientes atrasos en la UNESCO, la necesidad de una reforma fundamental en la organización y el continuo sesgo anti-israelí en la UNESCO." Unas horas más tarde, Israel hizo lo mismo, y el entonces Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, describió la organización como "un teatro del absurdo". El embajador israelí ante la ONU en ese momento, Danny Danon, opinó: "Hoy es un nuevo día en la ONU en el que hay que pagar un precio por la discriminación contra Israel." El 1 de enero de 2019, Estados Unidos e Israel abandonaron oficialmente la organización.
Sin embargo, el año pasado, Estados Unidos anunció su intención de volver a unirse a la UNESCO, "para contrarrestar la influencia china o promover otros intereses estadounidenses", informó Reuters. El Jerusalem Post añadió que Israel no tiene intención de reincorporarse, aunque el año pasado el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, consideró la posibilidad de seguir los pasos de Estados Unidos, argumentando que la ausencia de Israel de la UNESCO no tenía ningún efecto sobre el "sesgo antiisraelí". También admitió que la decisión de Israel de abandonar la UNESCO dificultaba su influencia en la política exterior.
Para reincorporarse a la UNESCO, el Congreso de Estados Unidos tendría que renunciar a una ley que impide a Washington financiar organizaciones internacionales que acepten a la Autoridad Palestina como miembro de pleno derecho. Se dice que en la decisión de Estados Unidos ha influido el cambio de enfoque de la UNESCO hacia Israel, mientras que se espera que Estados Unidos contrarreste cualquier sesgo antiisraelí, tras las conversaciones mantenidas entre funcionarios israelíes y estadounidenses.
Israel se había opuesto a las designaciones de sitios del patrimonio palestino por parte de la UNESCO, que calificaba de borrar la historia y la memoria. No importa que Israel se haya construido sobre la base de la limpieza étnica de los palestinos y el borrado de su memoria colectiva y sus sitios. Tal vez el mayor y más obvio borrado en la memoria israelí es que el Estado colonial de colonos no existía antes de la Nakba (catástrofe) de 1948 y, por tanto, no se puede culpar a los palestinos ni a la UNESCO por designar como "palestinos" sitios del patrimonio palestino que datan de mucho antes de la creación de Israel.
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Además, acusar a la UNESCO de tener un sesgo antiisraelí no tiene ninguna lógica, dado que la UNESCO ha reconocido sitios como pertenecientes al patrimonio israelí, incluida la "Ciudad Blanca" de Tel-Aviv, lo que significa que la organización también ha legitimado los orígenes violentos de los colonos y la existencia de Israel. Si Israel decide seguir la sugerencia de Lapid, se espera que la UNESCO aumente el número de sitios del patrimonio atribuidos a Israel.
Por ahora, se espera que Estados Unidos allane el camino para el regreso de Israel, de ahí la insistencia del gobierno israelí en que no se opondrá a la decisión de la administración Biden de volver a formar parte del organismo de la ONU. Mientras tanto, Israel tratará de extorsionar nuevas concesiones, mientras planea volver a la organización y condescender para agraciar a la UNESCO con su presencia, en lugar de una reaparición regodeándose de haber colonizado y apropiado más tierra, historia y memoria palestinas.
Todo este artificioso proceso hace que se desmoronen las acusaciones de Israel de que las instituciones internacionales albergan un "sesgo antiisraelí". Todas las instituciones internacionales han legitimado los orígenes y la existencia de Israel, a pesar de las violaciones del derecho internacional y los crímenes de guerra cometidos por las bandas paramilitares sionistas antes de 1948, y con los uniformes de las "Fuerzas de Defensa de Israel" desde entonces hasta la actualidad. La debacle de marcharse e insinuar el regreso es una estratagema para obtener beneficios coloniales, y para que dichos beneficios sean reconocidos por resoluciones y declaraciones internacionales. El regreso de Estados Unidos a la UNESCO favorecerá, pues, a Israel. No lo haría de otro modo.
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