Un reciente estudio realizado en Francia ha revelado que las personas con nombre y apellido musulmán que solicitan programas de posgrado son más discriminadas que las que tienen nombres étnicamente franceses, informa la Agencia de Noticias Anadolu.
Investigadores de la Agencia de Vigilancia de la Discriminación y la Igualdad en la Enseñanza Superior (ONDES) y de la Universidad Gustave-Eiffel enviaron más de 1.800 correos electrónicos en marzo de 2021 a los directores de educación de 607 programas de postgrado de 19 universidades para comprobar la discriminación de estos últimos contra las personas con discapacidades y las de origen extranjero, según los medios de comunicación locales.
La prueba fue realizada por los investigadores con nombres falsos, tanto para las personas con discapacidad como para las que no la tienen -utilizadas como casos de prueba-, a los directores de los programas de posgrado.
Los directores con los que se pusieron en contacto los investigadores afirmaron que aceptaban la diversidad en sus solicitantes y que no daban prioridad a las personas de origen europeo, pero los investigadores descubrieron lo contrario.
Según el estudio, quienes tenían un nombre musulmán tenían un 12,3% menos de probabilidades de recibir una respuesta a los correos electrónicos enviados a cada uno de sus programas de posgrado. Esta tasa era del 33,3% en el campo del derecho, del 21,1% en el de la ciencia, la tecnología y la salud, y del 7,3% en el de la lengua, la literatura, el arte, las humanidades y las ciencias sociales.
Los investigadores entrevistaron de forma anónima a los mismos directores de centros educativos tres meses después de concluir el estudio por encargo del Ministerio de Educación Superior "sobre las dificultades que encontraron en el proceso de reclutamiento de estudiantes", encontrando, entonces, el doble rasero cuando se trataba de la voluntad de los directores de acoger la diversidad.
No se constató ninguna discriminación en el caso de los estudiantes que dijeron tener una discapacidad física.
Los derechos de los musulmanes han sido objeto de un intenso debate en la última década en Francia, ya que el país ha luchado contra sucesos extremistas violentos como los atentados de Charlie Hebdo de enero de 2015, en los que murieron 12 personas, seguidos de los horribles atentados de Bataclan en noviembre del mismo año, en los que murieron 130 personas en una noche de violencia coordinada. El profesor Samuel Paty fue decapitado a mediados de octubre de 2020 frente a la escuela de enseñanza media donde daba clases, al norte de París. Trece días después, tres personas murieron a manos de un hombre armado con un cuchillo en el interior de la basílica de Notre Dame en Niza, una de ellas también decapitada.
Todos fueron perpetrados por miembros declarados del grupo terrorista Daesh.
A pesar de que la separación de la Iglesia y el Estado es un principio fundacional de la democracia francesa que se remonta a la Revolución Francesa, el gobierno tiene un enfoque particular de su adhesión a una ideología secular, e incluso un término para ello: laicita. La perspectiva de no intervención pretende reforzar los verdaderos principios democráticos de igualdad, tolerancia y equidad, mientras que el Estado mantiene una postura neutral y no reconoce las diferencias religiosas entre los ciudadanos.