Esta va a ser mi última columna en MEMO durante unos meses. Me voy a tomar un tiempo libre para centrarme en terminar un proyecto a largo plazo en el que he estado trabajando. Si eso suena un poco misterioso, no temáis: los detalles se revelarán cuando vuelva de mi descanso.
Con eso en mente, estoy tratando de mirar hacia adelante. La escalada de la larga guerra en Ucrania la semana pasada significa que es un momento bastante aterrador en el mundo, en general.
Incluso los medios de comunicación occidentales liberales intentan convencernos descaradamente de que (a diferencia de los ucranianos) los palestinos, iraquíes, sirios y otros forman parte del mundo "incivilizado" no europeo, por lo que es importante ahora, más que nunca, mantener los ojos en Palestina.
El sistema judicial de ocupación de Israel anunció la semana pasada que aplazaba -o "congelaba"- el desalojo de la familia Salem de la zona oriental de la Jerusalén ocupada.
Aunque la familia ha vivido en su casa del barrio de Sheikh Jarrah durante décadas, son palestinos, no judíos, e Israel es un Estado supremacista judío de apartheid.
Amnistía califica a Israel de Estado de apartheid - Caricatura [Sabaaneh/Monitor de Oriente]
La familia Salem fue desalojada por la fuerza por las milicias sionistas durante la Nakba, la campaña de limpieza étnica de 1948 que permitió la fundación de Israel, sobre las fosas comunes de los palestinos.
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Unos 800.000 palestinos fueron expulsados por las milicias, que luego pasaron a formar la base del nuevo ejército israelí. En la actualidad, millones de palestinos siguen viviendo como refugiados, a los que se les prohíbe regresar a sus hogares en la Palestina histórica (el actual Israel, así como la Franja de Gaza y Cisjordania ocupadas, incluido Jerusalén Este) por el mero hecho de no ser judíos.
Recientemente, colonos israelíes extremistas acamparon en Sheikh Jarrah, atacando a los residentes palestinos y exigiendo su desalojo inmediato de sus hogares, para que los extremistas judíos puedan trasladarse y ocupar su lugar.
Pero las fuerzas armadas de Israel respaldan plenamente a los colonos. El Estado es los colonos y los colonos son el Estado. Los extremistas son Israel e Israel es el extremismo. Como reconoció finalmente en febrero Amnistía Internacional, Israel es un Estado de apartheid, un Estado que quiere expulsar a los indígenas y sustituirlos por colonos.
Pero no siempre puede conseguir lo que quiere. La guerra de Gaza del año pasado -y la resistencia de los grupos armados palestinos a ella- lo demostró. Hamás, y los demás combatientes palestinos, opusieron una dura resistencia e impusieron nuevas realidades a Israel.
Y por eso Israel ha tenido que posponer su desalojo racista de la familia Salem de Sheikh Jarrah.
Recordemos que la guerra israelí de mayo de 2021 en Gaza comenzó en realidad en Jerusalén. Por primera vez, los grupos de resistencia palestinos de Gaza pudieron contraatacar en defensa de su pueblo en Jerusalén.
En respuesta a las turbas de colonos de "Muerte a los Árabes" respaldadas por el Estado que rondaban la ciudad, atacando a los palestinos en abril-mayo, y en respuesta al entonces inminente desalojo de otras familias palestinas de Sheikh Jarrah, los cohetes palestinos de Gaza comenzaron a atacar objetivos israelíes en Jerusalén y hasta Tel Aviv.
El momento de la expulsión de la familia Salem, prevista para marzo, preocupaba al parecer a la policía israelí, ya que se produciría poco antes del comienzo del Ramadán, lo que haría temer que se repitieran los enfrentamientos del año pasado con la resistencia palestina.
La guerra de Israel del año pasado se inició al final del Ramadán.
Así que, con la atención de los medios de comunicación dirigida ahora más hacia Ucrania y Rusia, ¿es posible o probable que Israel "descongele" sus desalojos de la familia Salem de Jerusalén? podemos esperar que no. Pero una cosa es segura: es importante mantener los ojos en Palestina.
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