En cuanto al conflicto de la Palestina ocupada, Francia subraya que la solución pasa por dos Estados que vivan en paz y seguridad en las fronteras de 1967, con Jerusalén como capital común. Los franceses piden la creación de una base positiva para el lanzamiento de las negociaciones sobre la base de los compromisos específicos y realistas de las dos partes.

Encabezada por el presidente Emmanuel Macron, Francia también apoya al presidente Mahmoud Abbas y su iniciativa de una conferencia internacional para lograr la paz bajo los auspicios del Cuarteto internacional y otras partes. Los ministros de Exteriores egipcio, jordano, francés y alemán destacaron durante la quinta reunión ministerial celebrada en Múnich el mes pasado la necesidad de relanzar unas negociaciones serias y efectivas entre palestinos e israelíes para lograr una paz justa y global basada en la solución de los dos Estados.

También reiteraron su compromiso de apoyar los esfuerzos para lograr esa paz que satisfaga los derechos legítimos de todas las partes y sobre la base de la solución de los dos estados, de acuerdo con el derecho internacional, las resoluciones pertinentes de la ONU y las referencias acordadas, incluida la Iniciativa de Paz Árabe de 2002.

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A pesar de todo esto, el primer ministro francés Jean Castex expresó una posición contradictoria al asistir a la cena anual del Consejo Representativo de las Instituciones Judías Francesas (CRIF). "Jerusalén es la capital eterna del pueblo judío", afirmó Castex. "Eso no impide reconocer y respetar el apego de otras religiones a esta ciudad". El funcionario francés también afirmó que el antisemitismo suele ser obra de "islamistas extremistas", y añadió que quería incluir la lucha contra el antisemitismo en todos los centros de enseñanza superior franceses "sin descanso".

La declaración de Castex contradice las posiciones de su predecesor Macron, que subrayó la "urgencia de restablecer la paz" en Oriente Medio basándose en las resoluciones de la ONU. Castex también contradice la posición de la UE, cuyos dirigentes afirmaron que su posición sobre el estatuto de Jerusalén sigue siendo firme, a pesar de la decisión del expresidente estadounidense Donald Trump de reconocer la ciudad santa como capital de Israel.

Lo extraño del momento en que se produce la declaración del primer ministro francés respecto a Jerusalén es que se produce cuando las voces de Europa y de muchos países del mundo condenan la invasión rusa de Ucrania, que Estados Unidos y los países europeos consideran una flagrante violación del derecho internacional, y una vulneración de la soberanía del Estado. Lo mismo ocurre, por supuesto, con Palestina, que ha sido objeto de invasión, ocupación y colonización por parte del Estado israelí, e Israel sigue cometiendo crímenes contra el pueblo palestino, se apodera de sus tierras, impone el apartheid y lo expulsa de sus hogares.

Habría sido mejor para él, y para la credibilidad de Europa, que el funcionario francés condenara las acciones y políticas de Israel, tal y como documentan Amnistía Internacional, B'Tselem y Human Rights Watch, que acusan al Estado colonial del crimen de apartheid. Su posición sesgada sobre Israel contradice las leyes y los convenios internacionales. Mi pregunta a Jean Castex es sencilla: ¿no tiene en cuenta los derechos legítimos de todas las personas -incluidos los palestinos- tal y como estipulan las leyes y convenciones internacionales?

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Las sanciones de Estados Unidos y Occidente contra Rusia por invadir Ucrania nunca se repetirán contra Israel, a pesar de sus crímenes de guerra y de lesa humanidad. Occidente debería avergonzarse de sí mismo por su duplicidad. No se puede pretender que la libertad y la democracia sean una prioridad moral, mientras se apoya la colonización de Palestina por parte de Israel y la limpieza étnica de los palestinos.

La guerra de Rusia contra Ucrania ha revelado la verdadera cara de Occidente y su hipocresía. Las declaraciones del primer ministro francés lo encapsulan. El gobierno francés debe dar una explicación sobre el apoyo de Castex a Israel, y luego una retractación contundente en línea con sus posiciones confirmadas y las resoluciones internacionales, todas las cuales consideran a Jerusalén Este como parte de los territorios ocupados por Israel desde 1967. Todo lo que no sea eso demostrará el flagrante desprecio de Francia por el derecho internacional.

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