Un millar de palestinos de todo el mundo se reunieron en Estambul el pasado fin de semana para elegir una nueva dirección de la Conferencia Popular de Palestinos en el Extranjero y evaluar su trabajo en los cinco años transcurridos desde su creación en 2017. La conferencia es la única entidad que reúne a los palestinos fuera de Cisjordania y la Franja de Gaza, y pide que se reconozcan y apliquen sus derechos legítimos. Por su propia naturaleza, la conferencia rechaza la marginación o exclusión de los palestinos expatriados del proceso político en su patria ocupada.
Los palestinos que viven en el extranjero apoyan el derecho legítimo a resistir la ocupación israelí hasta que se acabe, la liberación de los lugares sagrados y el derecho legítimo al retorno de los refugiados. Estas son las constantes básicas de la causa palestina a las que ninguna parte puede renunciar ni descuidar. Los participantes en la conferencia insistieron en la importancia de este punto.
Estambul sigue siendo la única gran capital que ha abierto los brazos a la Conferencia Popular de Palestinos en el Extranjero, a pesar de las intensas presiones de Mahmud Abbas y su equipo dirigente para impedir que se celebre. Como jefe titular de la Organización para la Liberación de Palestina, de la Autoridad Palestina y de Fatah, Abbas no quiere ninguna representación genuina del pueblo de la Palestina ocupada, especialmente de aquellos que rechazan su enfoque derrotista de la ocupación. Está haciendo esfuerzos políticos y diplomáticos para impedir que los palestinos expatriados se reúnan para rechazar los Acuerdos de Oslo, incluso a nivel popular, como es el caso de esta conferencia.
En Estambul participaron palestinos de todas las procedencias. Entre los ausentes más notables se encontraban los que están directamente subordinados a Abbas, o tienen intereses materiales en que siga teniendo el control. La presencia de hombres y mujeres jóvenes fue notable; son nuestro futuro y fue alentador verlos en la conferencia.
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Sin embargo, la falta de acción institucional y democrática para y por los palestinos fue evidente, lo que ensombreció los procedimientos. Algunos participantes han podido ejercer su derecho al voto por primera vez, mientras que otros no pueden criticar libremente a ningún partido, salvo durante este programa. La ira y la tensión fueron los resultados comprensibles, aunque justificados en este contexto.
Los críticos de la Conferencia Popular de Palestinos en el Extranjero alegan que los organizadores pierden tiempo y dinero. Tales acusaciones suelen ser exageradas y se hacen sin buscar los hechos completos de antemano. La realidad es que la mayoría de los participantes pagaron por asistir a la conferencia y cubrieron sus gastos; otros, procedentes de los campos de refugiados y por tanto con bajos ingresos, fueron patrocinados por empresarios relativamente ricos. Los gastos de viaje fueron pagados por los propios participantes.
Nunca se insistirá lo suficiente en que una conferencia excepcional como ésta, que se celebra cada cuatro años, es enormemente beneficiosa, y por lo tanto se justifica en términos de gasto, porque reúne a los palestinos para coordinar las actividades y la promoción de la causa. La conferencia también ofrece una oportunidad única de establecer contactos para los participantes y las organizaciones, incluidas las organizaciones benéficas y las ONG humanitarias.
Como es habitual en este tipo de reuniones, todos los que tenían intereses específicos consideraron que el tiempo que se les había asignado era insuficiente. Sin embargo, esto es inevitable y no resta eficacia al conjunto de la conferencia. Incluso los protocolos de la jornada inaugural, habituales en los grandes eventos, tuvieron que ser reducidos, dada la presión ejercida por los organizadores para incluir todo lo posible en el programa.También hubo dificultades administrativas y logísticas que deben ser reconocidas y facilitadas para que el trabajo de la comunidad palestina pueda ser más estructurado y coordinado. Esto es esencial para que la Conferencia Popular de Palestinos en el Extranjero sea más conocida en la diáspora y para que se alcance el objetivo de tener un millón de miembros.
La nueva dirección fue debidamente elegida, incluido el Secretario General, Dr. Ahmad Muhaisen, tras algunas modificaciones reglamentarias recientes. Cuenta con el apoyo de la Secretaría General y de un comité, la Autoridad Pública, elegido para representar a los miembros.
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Este esfuerzo colectivo por el bien de Palestina y su pueblo es apreciado y necesario, especialmente en ausencia de una representación palestina democrática y transparente en nuestra patria ocupada. Abbas y la AP, recordemos, cancelaron las elecciones presidenciales y legislativas previstas el año pasado, y han reducido el tamaño de la OLP y la han convertido en una filial de la AP, en lugar de lo contrario. La OLP depende ahora del presidente del todavía muy hipotético "Estado de Palestina".
La confianza en la Conferencia Popular de los Palestinos en el Extranjero mostrada por figuras nacionales como el pensador palestino Mounir Chafiq, el veterano diplomático Rabhi Halloum, el economista Fouad Bseiso y el jefe elegido de la Autoridad Pública de la conferencia, Samaan Khoury, junto con muchos otros, es testimonio de su importancia al servicio del proyecto nacional palestino. El reposicionamiento de los expatriados palestinos hacia el centro del proyecto es esencial dados los intentos de Abbas y sus aliados de marginarlos.
Como señaló un participante, "una mano no puede aplaudir". Los expatriados palestinos de la diáspora tienen un papel fundamental en el futuro del proyecto nacional. La Conferencia Popular de Palestinos en el Extranjero se dedica a asegurarse de que los dirigentes dentro de la Palestina ocupada no los pasen por alto. No debe ser desestimada a la ligera.
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