Con Irán y las grandes potencias acercándose a la firma de un acuerdo nuclear en Viena, los círculos políticos, de seguridad y militares israelíes están ansiosos por discutir el siguiente paso. Sus opciones incluyen seguir esforzándose por frustrar el acuerdo mediante la comunicación con Estados Unidos y las partes europeas, persistir en la presión económica o poner sobre la mesa la opción militar, a pesar de su alto coste, especialmente con el estallido de la guerra de Ucrania.
En los últimos días, los israelíes han planteado lo que dicen que es una alternativa intermedia, entre aceptar el acuerdo nuclear, a pesar de su perjuicio para la potencia ocupante, y la opción ofensiva que puede encontrar oposición internacional. Esta alternativa consiste en intensificar las operaciones especiales de seguridad e inteligencia del Mossad, incluyendo el asesinato de científicos nucleares, las penetraciones cibernéticas o el ataque a instalaciones nucleares con operaciones quirúrgicas.
Los círculos militares israelíes afirman que si se firma un nuevo acuerdo nuclear con Irán, el Mossad estará al frente de la guerra secreta de Israel contra el proyecto de misiles balísticos y la producción de una cabeza nuclear para los misiles iraníes. Sin embargo, esto supone un serio desafío para el jefe del Mossad, David Barnea, en un momento en el que su agencia está sufriendo cambios organizativos y una ola de dimisiones de sus altos cargos.
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Para los israelíes, la importancia del papel del Mossad viene dada por el fracaso de su liderazgo político para cambiar las disposiciones del acuerdo nuclear que se va a firmar. La dirección política ha tomado la decisión estratégica de no chocar con el gobierno de Joe Biden, como hizo Benjamin Netanyahu cuando se enfrentó a Barack Obama en 2015. Mientras tanto, los canales secretos fueron testigos de los intentos de Israel por influir en el contenido del acuerdo y persuadir a Washington para que insistiera en determinados puntos en las negociaciones de Viena. Los canales diplomáticos del Ministerio de Asuntos Exteriores ejercieron esfuerzos similares con Gran Bretaña, Francia y Alemania, pero todo fue en vano.
La comunidad de seguridad está pendiente de una serie de riesgos derivados de la firma del acuerdo nuclear, sobre todo teniendo en cuenta la débil posición de Estados Unidos en las negociaciones con Irán tras el estallido de la guerra en Ucrania. Parece que a Biden se le agota la paciencia y se apresura a concluir un acuerdo con Irán, al tiempo que subraya que Israel no es parte del nuevo acuerdo. Israel, sin embargo, se opone a él y ha dejado clara su posición ante las grandes potencias, subrayando que mantiene la independencia de su decisión sobre cómo tratar a Irán tras la firma del acuerdo, especialmente porque su seguridad se verá afectada en varios ámbitos importantes.
El acuerdo nuclear está suscitando numerosas preocupaciones en Israel. Estas preocupaciones incluyen la capacidad de Irán para: progresar en el enriquecimiento de uranio y convertirse en un "estado umbral" nuclear; continuar en la vía militar secreta para construir una bomba nuclear; continuar con el proyecto de misiles balísticos; mantener su apoyo a sus aliados en Yemen, Siria, Líbano, Irak y Gaza tras el levantamiento de algunas sanciones económicas importantes; y, por último, el flujo de fondos que obtendrá de la venta de petróleo, y la resolución de los fondos congelados que aumentarán su fuerza económica.
Al mismo tiempo, con algunas excepciones, la mayoría de los foros israelíes han empezado a darse cuenta de que la firma de un nuevo acuerdo nuclear con Irán neutraliza efectivamente la opción militar israelí y le impide lanzar un ataque preventivo contra los emplazamientos nucleares iraníes. Por ello, los políticos israelíes de alto nivel están exigiendo a Estados Unidos medidas de compensación económica y de seguridad tras la firma del acuerdo nuclear y la aportación de garantías adicionales que mejoren la seguridad israelí.La aparente ausencia de una opción militar israelí contra Irán no significa que el Mossad esté también fuera de juego. Más bien, se espera que un enorme presupuesto asignado por el gobierno para la opción militar se dirija a la implementación del nuevo plan que liderará el Mossad. Esto se une al enfoque del ejército de impedir la presencia militar iraní en Siria y la transferencia de las armas avanzadas de Hezbolá en Líbano a través de Siria como parte de la "batalla entre guerras". El Mossad se encargará de debilitar las capacidades económicas y operativas de Irán.
Los foros israelíes consideran que se trata de un reto muy grande para el jefe del Mossad, que dirige la campaña secreta de Israel contra Irán, sobre todo porque la agencia está atravesando una serie de sacudidas internas en el marco de los nuevos cambios organizativos y de una oleada de dimisiones de sus altos cargos. El Mossad se encargará de recopilar información de inteligencia para futuras operaciones, especialmente las relacionadas con los lugares en los que se fabrica la ojiva del misil destinado a transportar la bomba nuclear, el mecanismo de su activación y el objetivo de muchos científicos nucleares y de cohetes.
Además de esto, se espera que el Mossad continúe con los ciberataques contra instalaciones sensibles de Irán relacionadas con el programa nuclear y el proyecto de misiles balísticos, y que anime a los elementos de la oposición en Irán, como los Muyahidines del Pueblo (Mujahidin), a tomar medidas contra el régimen iraní para conmocionarlo con diversas acciones.
El acuerdo nuclear con Irán, que probablemente se firmará en los próximos días en Viena, es malo para Israel en todos los aspectos, pero simultáneamente, le da un período relativamente importante para preparar una opción militar fiable y eficaz para el día de la confrontación. El acuerdo no incluye una petición internacional para que Irán desmantele las centrifugadoras avanzadas que tiene instaladas o cese la investigación y el desarrollo de centrifugadoras más nuevas. En cambio, Irán tendrá una eliminación parcial de las sanciones que se le han impuesto.
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Esto significa que Israel puede llevar a cabo una seria política para convencer a Estados Unidos de que Irán, bajo el acuerdo, será más agresivo y violento, con mucho más dinero para hacerlo. Con bastantes asuntos sin resolver que Irán tiene con Israel y otros países, habrá "columnas de sangre, fuego y humo". Esto exige una coordinación operativa y de inteligencia continua ante las amenazas iraníes para superarlas, aumentando, en primer lugar, el número de opciones para hacerles frente una vez firmado el acuerdo.
Al mismo tiempo, los foros militares y de seguridad israelíes afirman que deben estar mejor preparados para hacer frente a esta amenaza en el futuro, como compensación sólo parcial del acuerdo previsto. Hasta entonces, estaremos ante una escalada de operaciones mutuas entre Israel e Irán en todos los campos posibles de confrontación, incluyendo el militar, el de seguridad, el cibernético y el económico, en una campaña que sólo se espera que se intensifique.
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