La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) utilizó a un detenido del 11 de septiembre como elemento de apoyo cuando enseñaba técnicas de interrogatorio, según ha revelado un informe del gobierno estadounidense recientemente desclasificado. El espeluznante informe se remonta a 2008, pero no fue desvelado hasta la semana pasada. En él se exponen detalles espeluznantes de las repetidas torturas a las que fue sometido Ammar Al-Baluchi, preso en Guantánamo y sospechoso de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Este hombre de 44 años es uno de los cinco acusados ante el tribunal militar de Guantánamo, acusado de participar en el complot del 11 de septiembre. El caso lleva 10 años en fase de instrucción, sumido en una disputa sobre la admisibilidad legal de los testimonios obtenidos tras la tortura, ha informado The Guardian.
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Se cree que Baluchi es sobrino del autoproclamado cerebro del 11-S, Khaled Sheikh Mohammed. Antes de su traslado a Guantánamo en 2006, pasó más de tres años bajo custodia de la CIA. En ese periodo, fue trasladado entre un total de seis "sitios negros". Fue trasladado de la custodia pakistaní a los sitios negros en 2003 "extrajudicialmente", debido a que en ese momento estaba dentro de la jurisdicción pakistaní y no constituía una amenaza terrorista inmediata. Según un informe de la CIA de 2012, el ciudadano kuwaití fue llevado entonces a "Cobalt", un antro de tortura secreto al que los detenidos se refieren como "la prisión oscura" o "la oscuridad".
El informe, recientemente desclasificado, se hizo público en el marco de una solicitud judicial presentada por los abogados de Baluchi para que se le realizara un examen médico independiente. En él se describen con detalle los horribles interrogatorios y torturas a los que fue sometido. Durante años, los interrogadores de la CIA utilizaron el cuerpo de Baluchi como lo que se ha descrito como un "muñeco viviente" para técnicas de tortura no aprobadas que, al parecer, le han dejado daños cerebrales.
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"Los interrogadores agarraban los extremos de la toalla por delante y por debajo de la cara del detenido y lo empujaban [a Baluchi] hacia atrás contra la pared, sin soltar nunca la toalla", dice el informe. El objetivo era hacer "rebotar" a la víctima contra la pared. El informe también señala que Baluchi estaba "desnudo para el procedimiento". Una sesión típica duraba menos de dos horas cada vez.
Un antiguo instructor dijo a los investigadores que todos los alumnos de interrogatorio hacían cola para "amurallar" a Baluchi "para que [el instructor] pudiera certificarles" su capacidad para utilizar la técnica.
"En el caso del 'amurallamiento' en particular, la [Oficina del Inspector General] tuvo dificultades para determinar si la sesión estaba diseñada para obtener información de Ammar o para garantizar que todos los alumnos de interrogatorio recibieran su certificación", señala el informe. Dicha certificación era "clave".
Un neuropsicólogo realizó una resonancia magnética de la cabeza de Baluchi a finales de 2018 y encontró "anormalidades que indican un daño cerebral de moderado a severo", que afecta a la formación y recuperación de la memoria, así como a la regulación del comportamiento. El especialista consideró que las "anormalidades observadas eran consistentes con una lesión cerebral traumática."
Según el informe, la CIA no consiguió obtener ninguna información útil torturando a Baluchi. Señaló que los interrogadores de Cobalt "se centraron más en si Ammar era "obediente" que en la calidad de la información que proporcionaba". Calificó de "difusa y circular" la lógica de la CIA para justificar la detención.
El informe confirmaba que Baluchi "fabricó" la información proporcionada a los interrogadores y mintió para que dejaran de torturar. Como sobrino de Khaled Sheikh Mohammed, los interrogadores estaban aparentemente convencidos de que Baluchi sabía más de lo que decía.