Jordania ha expresado su esperanza de que su participación en un acuerdo energético con Siria sea aprobada por Estados Unidos, en un esfuerzo por evitar las sanciones impuestas a quienes cooperan con el régimen sirio de Bashar Al-Assad.
Tras las negociaciones respaldadas por Estados Unidos el año pasado, se firmó en enero un acuerdo que permitía el envío de gas natural egipcio a Líbano a través de Jordania y Siria, con el fin de ayudar a aliviar la crisis energética libanesa y la grave escasez de electricidad y combustible.
Sin embargo, existía la preocupación de que Beirut y Ammán se vieran sometidos a las duras sanciones impuestas por Estados Unidos -en virtud de su Ley César- al régimen sirio y a cualquier nación, empresa o individuo que lo ayude o trate con él.
Sin embargo, Washington habría eximido a Líbano de las sanciones debido a la gravedad de la crisis que atraviesa. Esto ocurrió sólo unos meses después de que Beirut solicitara a la Casa Blanca que le eximiera de las medidas para la importación y exportación de bienes desde y hacia Siria. Ahora, Jordania busca garantías similares de Estados Unidos.
Según el medio de comunicación londinense Middle East Eye, el ministro jordano de Energía, Saleh Kharabsheh, le dijo que los últimos detalles del acuerdo se están concretando, ya que "estamos esperando a que el Banco Mundial complete sus operaciones de financiación con Líbano". La aprobación de Washington será el último paso vital, afirmando que "una vez que se obtenga la autorización final de la parte estadounidense, estaremos listos para empezar a transmitir la electricidad".
El ex viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Jordania, Jawad Al-Anani, se hizo eco de esta opinión y confirmó al periódico que era crucial que Washington aprobara el acuerdo. "Podemos coincidir con Estados Unidos en algunas de las violaciones de los derechos humanos [de Siria], pero ¿qué más podemos hacer?", dijo. "Esta guerra lleva 10 años en el interior de Siria, y el país que más ha sufrido es Jordania".
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Sin embargo, algunos senadores estadounidenses se han opuesto al acuerdo: el senador Jim Risch, miembro principal de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, y el representante Michael McCaul, miembro principal de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, enviaron una carta al secretario de Estado, Antony Blinken, el 1 de febrero, en la que expresaban su "grave preocupación" por el hecho de que el acuerdo se convirtiera en "un modelo para eludir las sanciones del César en el futuro".
También se ha expresado preocupación por el papel de Rusia en el tránsito de energía a través de Siria en cooperación con el régimen de Assad, con la empresa rusa, Stroytransgaz, contratada para trabajar en el segmento sirio del Gasoducto Árabe (AGP) en el marco del acuerdo para transportar gas egipcio a Líbano.
La aprobación de esta cooperación con Assad y Rusia por parte de los Estados circundantes de la región, especialmente en medio de la condena internacional contra la invasión rusa de Ucrania, ha reavivado los temores entre los elementos de EE.UU. y las naciones occidentales de que permita una mayor normalización con el régimen y su aliado.