El Ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, defendió ferozmente en el Parlamento, el miércoles, la decisión del país de ponerse del lado de Marruecos en relación con el estatus del Sáhara Occidental.
Durante décadas, España ha suscrito la opinión, respaldada por la ONU, de que el Sáhara Occidental, una antigua colonia española, tiene derecho a la autodeterminación. Pero la semana pasada, esa postura cambió.
En una carta al rey marroquí, Mohamed VI, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, respaldó el plan de Marruecos para que la región funcione de forma autónoma bajo el dominio de Rabat.
La nueva posición de España sólo se hizo pública cuando un periódico marroquí publicó el viernes partes de la carta.
Pero la postura de política exterior, que al parecer no fue comunicada de antemano al socio menor de la coalición gobernante española, Unidos Podemos, ni a los funcionarios argelinos, ha desatado la furia de varias partes.
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"Esto no es política de Estado porque no está respaldado por el Partido Popular y ni siquiera es política de Gobierno porque no está respaldado por sus socios de Podemos", dijo a Albares en el Parlamento la política de la oposición, Valentina Martínez. "Incluso parte del partido socialista está en contra".
El político de Bildu, Jon Inarritu, también arremetió contra la medida unilateral del Ejecutivo.
"Cerraron una crisis con Marruecos para abrir tres más con el Frente Polisario, Argelia y una crisis interna con sus socios progresistas", dijo.
El martes, los políticos de Podemos desplegaron banderas del Sáhara Occidental en el Parlamento.
Argelia, principal proveedor de gas natural de España, también se mostró indignada por la medida del Gobierno.
El embajador argelino en España ha sido llamado a consultas en Argelia y su gobierno condenó el "abrupto giro de 180 grados" de España.
Argelia apoya la independencia del Sáhara Occidental y la cuestión ha provocado profundas tensiones entre Marruecos y Argelia durante años.
El año pasado, también se produjo una ruptura diplomática entre España y Marruecos cuando España permitió que el líder del separatista Frente Polisario del Sáhara Occidental fuera tratado en España para la COVID-19.
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Poco después, las autoridades marroquíes se mantuvieron al margen mientras unos 10.000 inmigrantes cruzaban a Ceuta, enclave español en el norte de África.
Tras los incidentes, la entonces ministra de Asuntos Exteriores española, Arancha González Laya, fue sustituida por Albares.
"España se ha pasado demasiados años siendo un espectador y ahora quiere ser un actor", dijo Albares sobre el tema el miércoles. También insiste en que cualquier solución al conflicto de décadas en la región tiene que ser aceptada por ambas partes.
Según la carta enviada al rey marroquí, España cree ahora que la propuesta de Marruecos es la "más seria, creíble y realista para poner fin a este contencioso".
Sánchez también dijo que espera visitar Rabat en las próximas semanas para "renovar y profundizar" la relación entre ambos países "para afrontar juntos los retos comunes, especialmente en torno a los flujos migratorios en el Atlántico y el Mediterráneo".