La disolución del Parlamento de Túnez es un "golpe a la voluntad del pueblo tunecino", advirtió ayer el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
Erdogan declaró a la prensa que esperaba que los recientes acontecimientos en Túnez no "perjudicaran la transición en curso" que, según él, tiene como objetivo "establecer la legitimidad democrática" en el país norteafricano. "Damos importancia a la aplicación de la hoja de ruta anunciada para las elecciones", subrayó el dirigente turco.
La semana pasada, el presidente tunecino Kais Saied dijo que disolvía el parlamento suspendido "para proteger al Estado y al pueblo de Túnez de un intento fallido de golpe de Estado sin precedentes".
Su anuncio se produjo después de que 124 de los 217 miembros del parlamento asistieran a una reunión en línea que fue convocada por el anterior presidente, Rached Ghannouchi, a pesar de la suspensión de la institución por parte de Saied el pasado mes de julio.
El Movimiento Ennahda de Ghannouchi ha afirmado desde entonces que la reunión era totalmente legítima en virtud del capítulo 80 de la Constitución tunecina. "Esta estipula que la Cámara de Representantes del Pueblo [el Parlamento] puede permanecer en sesión permanente y no puede ser disuelta", señaló.
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