El ex primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, planeaba ayudar al presidente sirio, Bashar Al-Assad, a volver a tener una buena posición en la comunidad internacional y que los países volvieran a normalizar sus relaciones con el régimen, según un informe del periódico israelí Israel Hayom.
La supuesta iniciativa salió a la luz cuando, según el informe, el actual primer ministro, Naftali Bennett, canceló recientemente el plan de su predecesor para devolver a Assad a la comunidad internacional, que debía realizarse a cambio de la retirada de las milicias y elementos militares iraníes de Siria.
Según se informa, el plan de Netanyahu se inició en una cumbre celebrada en la ciudad de Jerusalén hace tres años -a la que asistieron asesores de seguridad nacional estadounidenses, israelíes y rusos- y se basaba en el supuesto de que el régimen sirio había ganado la supremacía sobre todos los grupos de la oposición al recuperar gran parte de su territorio a lo largo de la guerra, y que ya no necesitaba las fuerzas terrestres respaldadas por Irán.
Según el periódico, se había enterado por un funcionario israelí anónimo de que el entonces asesor de Seguridad Nacional del país, Meir Ben-Shabbat, presentó un plan de varios pasos a su entonces homólogo estadounidense, John Bolton, y al jefe del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, cuyo objetivo era que Assad pidiera la retirada de todas las fuerzas extranjeras de Siria, incluidos sus aliados.
"En el sistema diplomático, la creencia era que en las condiciones que se crearon, la aceptación de Assad de aquí, y la expulsión de Irán de aquí era el mejor resultado posible que podíamos lograr", se informó al alto funcionario israelí.
Tras esa retirada, Siria habría sido aceptada de nuevo en la Liga Árabe y habría recibido fuertes inversiones de los Estados árabes del Golfo, especialmente de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Sin embargo, el plan no habría estado exento de exigencias políticas, ya que pretendía que Damasco llevara a cabo una serie de reformas que se habrían acordado en la capital austriaca, Viena, tras lo cual se celebrarían elecciones para determinar el liderazgo sirio.
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Netanyahu aprobó ese plan e invitó a los Estados árabes que tienen relaciones con Israel a apoyar la iniciativa, de la que Jordania y Egipto se mostraron al parecer muy favorables. El funcionario dijo que aunque "había acuerdo entre los distintos países de que esto era lo correcto... como resultado de las frecuentes campañas electorales en Israel, y el cambio de régimen en EE.UU. e Israel más tarde, el proceso no avanzó".
También se planteó la cuestión de si Assad era capaz de lograr la retirada de las fuerzas iraníes del país debido a la falta de personal suficiente, algo que Tel Aviv y Washington, en particular, no creían posible. En esas circunstancias, se discutió la participación internacional.
"No hay otra forma de sacar a los iraníes de Siria. Sólo una combinación de ataques militares y un proceso diplomático puede hacerlos retroceder. En este plan, el objetivo era la creación de la deslegitimación de la presencia iraní en Siria", reveló el funcionario. "Para ello era necesario, en primer lugar, el apoyo y el acuerdo de EE.UU. y Rusia, y de hecho se consiguió".
Al final, según el informe, el plan se abandonó, no sólo por el cambio de gobierno israelí y estadounidense, sino también porque parecía cada vez más inviable. "Podría crearse una situación en la que perdiéramos de cualquier manera. Ambos seremos socios para 'kosherizar' a Assad y nos quedaremos con los iraníes en Siria", concluyó el funcionario.
"Los iraníes están allí a petición suya, y es difícil ver un escenario en el que él les pida que se vayan. Por lo tanto, desde nuestra perspectiva, esta historia es un asunto árabe interno. No somos parte de ella".