El gobierno yemení anunció ayer su necesidad de apoyo económico en tres niveles para evitar el colapso de las instituciones estatales y que el país caiga en la hambruna.
La agencia oficial de noticias yemení citó al primer ministro Maeen Abdul-Malik diciendo que "hay tres niveles de apoyo económico que pueden evitar el colapso... y caer en la hambruna".
Añadió que estos niveles son "recibir apoyo en el ámbito de la estabilidad monetaria, lograr la seguridad alimentaria y la prestación de servicios básicos por parte del Estado, especialmente agua, electricidad, salud, educación y pago de salarios".
Desde hace meses, Yemen sufre una grave crisis económica, con una moneda en declive que actualmente se sitúa en 1.000 riyales por dólar, frente a los 215 riyales que había antes del estallido de la guerra en 2015.
Abdul-Malik señaló que existe una coordinación con "los países del Consejo de Cooperación del Golfo y los hermanos y amigos de los países donantes y las organizaciones para proporcionar apoyo económico de emergencia al gobierno para ayudarle a cumplir con sus obligaciones."
"La subida de los precios de los alimentos y del combustible frente a la caída de la moneda local ha aplastado el poder adquisitivo de los ciudadanos".
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El empobrecido Yemen se ha visto acosado por la violencia y el caos desde 2014, cuando los hutíes invadieron gran parte del país, incluida la capital, Saná. La crisis se agravó en 2015 cuando una coalición militar liderada por Arabia Saudí lanzó una devastadora campaña aérea destinada a hacer retroceder las ganancias territoriales de los hutíes.
La guerra, en la que Estados Unidos (EEUU) y el Reino Unido (RU) respaldan a la coalición liderada por Arabia Saudí, se ha cobrado la vida de más de 377.000 yemeníes y ha dejado al 80% de la población -unos 30 millones de personas- dependiendo de la ayuda para sobrevivir, según datos de la ONU.