El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Yair Lapid, afirmó el miércoles que Tel Aviv "se enfrenta al terrorismo islámico extremista" y que intenta mantener el statu quo en la mezquita de Al-Aqsa.
Las alegaciones de Lapid se produjeron durante una reunión con una delegación del Departamento de Estado de EE.UU. celebrada con el telón de fondo de la escalada israelí y los recientes ataques contra fieles palestinos en la mezquita de Al-Aqsa, además de la feroz campaña de detenciones y asesinatos.
"El Estado de Israel se enfrenta al terrorismo islámico extremista cuyo objetivo es sembrar la violencia, el miedo y el caos", afirmó Lapid, y añadió: "Pedimos a todos los líderes de la región que trabajen y hablen con responsabilidad para calmar la situación".
Aunque los ataques de las fuerzas israelíes a los fieles palestinos en la mezquita de Al Aqsa durante el mes sagrado del Ramadán tenían como objetivo proteger las provocadoras incursiones de los colonos en el lugar sagrado musulmán, Lapid afirmó que "Israel mantiene y mantendrá también en el futuro el statu quo" en la mezquita de Al Aqsa, y no tiene intención de cambiarlo.
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"No aceptaremos, bajo ninguna circunstancia, el lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza hacia el Estado de Israel. Hamás y el mundo entero deben saber que Israel hará todo lo que deba para proteger la seguridad de sus ciudadanos", continuó.
La delegación del Departamento de Estado incluía a la Subsecretaria de Estado en funciones para Asuntos de Oriente Próximo, Yael Lempert, al Subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Israelíes y Palestinos de la Oficina de Asuntos de Oriente Próximo del Departamento, Hady Amr, y al Embajador de Estados Unidos en Israel, Thomas Nides.
Lapid afirmó que cientos de miles de musulmanes rezaron en la mezquita de Al-Aqsa durante las dos primeras semanas del Ramadán, sin embargo, los informes sugieren que el ejército israelí impidió a un gran número de residentes palestinos de la Cisjordania ocupada entrar en Jerusalén, además de imponer un cierre total a la circulación coincidiendo con la festividad judía de la Pascua.
El ejército israelí también ha impuesto restricciones y ha limitado el número de fieles cristianos a 1.000 durante la celebración del Sábado Santo en la Iglesia del Santo Sepulcro.
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