Túnez se enfrenta a una "crisis política asfixiante" que representa un "peligro inminente y grave" sin precedentes en la historia moderna del país, advirtió ayer la antigua jefa de gabinete del presidente Kais Saied.
Nadia Akacha, apodada la Mujer de Hierro, segunda gobernadora de Cartago, sorprendió a todos el 24 de enero al presentar su dimisión alegando "diferencias fundamentales en los puntos de vista relacionados con el interés superior de la nación".
En un post en Facebook, Akacha elogió el golpe de Estado del año pasado, afirmando que fue "un momento decisivo en la historia de Túnez" que pretendía limpiar el país de "la podredumbre política que lo precedía, la corrupción que asolaba las instituciones del Estado y el abandono de los derechos de las mujeres y los hombres tunecinos".
"El 25 de julio fue un momento decisivo, una decisión histórica y un camino nacional que debía basarse en una metodología clara, en un proceso democrático inclusivo y en unas bases firmes para construir un Estado de derecho en el que se respeten las libertades y las instituciones", añadió.
"Desgraciadamente, este momento y este camino fueron aprovechados por alguien que no tiene honor, ni religión, ni patriotismo y por un grupo de perdedores que no entienden otra cosa que dominar la vulgaridad, la distorsión y el engaño", añadió Akacha.
"¿Dónde está hoy Túnez en cuanto a la crisis económica y financiera, y a la incapacidad de encontrar un programa de reformas económicas serio y claro, basado en datos correctos, que nos permita discutir un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional?"
Saied tiene un poder casi total desde el 25 de julio, cuando destituyó al primer ministro, suspendió el Parlamento y asumió el poder ejecutivo alegando una emergencia nacional.
El 29 de septiembre nombró un primer ministro y desde entonces se ha formado un gobierno. En diciembre, Saied anunció la celebración de un referéndum el 25 de julio para estudiar "reformas constitucionales" y la celebración de elecciones en diciembre de 2022.
La mayoría de los partidos políticos del país tacharon la medida de "golpe contra la Constitución" y los logros de la revolución de 2011. Los críticos afirman que las decisiones de Saied han reforzado los poderes de la presidencia en detrimento del parlamento y el gobierno, y que pretende transformar el gobierno del país en un sistema presidencialista.
Middle East Eye había revelado anteriormente que la oficina de Akacha tenía una copia de un plan en el que Saied debía tomar medidas para declarar una "dictadura constitucional", que según los autores del documento sería una herramienta para "concentrar todos los poderes en la mano del presidente de la república".