A medianoche de hoy, Marruecos y España reabrieron sus fronteras terrestres en los enclaves de Ceuta y Melilla, después de que estuvieran cerradas durante dos años debido a la pandemia del COVID-19 y a la crisis diplomática en las relaciones entre ambos países.
La agencia France-Presse indicó que las puertas de hierro del paso fronterizo entre Ceuta y Fnideq se abrieron hacia las 22:00 GMT, y decenas de coches las cruzaron hacia el lado español.
La agencia informó de que, por el momento, sólo los viajeros europeos o marroquíes con un visado Schengen pueden viajar por tierra a los dos enclaves españoles, mientras que los ciudadanos marroquíes que trabajan legalmente en ellos, y que no podían hacerlo desde que se cerraron las fronteras al inicio de la pandemia del COVID-19, podrán volver a cruzar a los enclaves españoles a partir del 31 de mayo.
La reapertura de los pasos forma parte de una hoja de ruta para normalizar las relaciones entre Rabat y Madrid, que se anunció a principios de abril, cuando el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, visitó Rabat.
La hoja de ruta ha incluido hasta ahora la reanudación del tráfico marítimo, la cooperación en la lucha contra la migración irregular, además de la tramitación de los marroquíes residentes en Europa en los puertos de los dos países durante las próximas vacaciones de verano.
Los pasos fronterizos con Ceuta y Melilla se cerraron hace dos años debido a la pandemia de COVID-19. Sin embargo, permanecieron cerrados después de eso, en el contexto de una grave crisis diplomática entre Rabat y Madrid.
Sin embargo, las dos partes llegaron a un acuerdo de reconciliación gracias a que Madrid cambió su posición sobre el conflicto del Sáhara Occidental a favor de Rabat a mediados de marzo, con su apoyo al proyecto de autonomía propuesto por Marruecos para resolver este conflicto.
Esta reconciliación puso fin a una grave crisis que estalló debido a que Madrid acogió al líder del Frente Polisario, que reclama la independencia del Sáhara Occidental, Brahim Ghali, para someterlo a un tratamiento.
La crisis se agravó en ese momento con la entrada de unos 10.000 inmigrantes, la mayoría marroquíes, entre ellos muchos menores, en el enclave de Ceuta, aprovechando que Marruecos relajó sus controles fronterizos.
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